TENIS REPORTAJE
Sets contra el silencio
Roser Serret es una tenista de Mollerussa, con discapacidad auditiva desde que nació, que se ha proclamado campeona de España || Los sordos compiten en silencio, sin ayuda de aparatos
La sordera o pérdida auditiva no impide practicar deporte, pero sí provoca una necesidad especial de comunicación, ya que estas personas no pueden ser guiadas por el sonido. Es el caso de Roser Serret Puig, una tenista de Mollerussa que mañana cumplirá 29 años y que ha sido este año campeona de España para sordos y subcampeona de la Copa de España, pese a sufrir una discapacidad auditiva bilateral profunda desde que nació, aunque no se lo diagnosticaron hasta que había cumplido dos años. Desde entonces hasta hace un par de años llevó audífonos en ambos oídos, pero durante la pandemia se vio afectada por el uso de las mascarillas, ya que dejó de tener acceso a la lectura labial, que es uno de los principales recursos que tiene una persona sorda para comunicarse con la sociedad.
“Ante esta situación, decidí pasar por el quirófano para que me colocaran un implante coclear en uno de los oídos. Fue una decisión difícil, pero una de las mejores que he tomado en mi vida, ya que gracias a este implante, puedo escuchar al nivel del habla, he descubierto sonidos nuevos y he ganado mucha libertad en el día a día”, explica Roser Serret, que durante unos años dejó el tenis cuando fue a Barcelona para cursar un grado en Química y un máster en Química analítica. Su discapacidad auditiva no solo no le ha impedido hacer deporte –además de jugar a tenis, practica el running, hace rutas en bicicleta, senderismo, natación y esquí–, sino que también ha estudiado música y toca el piano.
Pese a que ha ganado en calidad de vida con el implante coclear, su primer contacto con la competición en diciembre de 2021 cuando asistió a una concentración de la Federación Española de Deportes para Sordos (FEDS), le hizo darse de bruces con la realidad. Fue la primera vez que jugaba sin los aparatos, ya que es una de las principales normas para que todos los deportistas sordos compitan en igualdad de condiciones, es decir, en silencio. “El hecho de jugar sin escuchar ningún sonido te hace buscar otros recursos.
Los jugadores sordos tenemos que aumentar la concentración visual y evitar la tentación de desviar la mirada hacia el entorno para compensar el hecho de que no escuchas el bote de la pelota, ni el viento, ni los movimientos de mis pies en la pista ni el golpeo con la raqueta. También nos aferramos al tacto, es decir, a la vibración de la raqueta en cada jugada. De hecho, la primera vez que jugué en silencio, me sorprendió que noté la vibración de las cuerdas de la raqueta con mayor intensidad”, recuerda Roser.El principal obstáculo que se ha encontrado dentro de la competición es que hay pocas mujeres en su categoría, la femenina absoluta.
“A nivel de Lleida no se disputan competiciones por falta de jugadoras y siempre he tenido que desplazarme a Barcelona. Y si entramos dentro del colectivo de sordos, en la Federació Esportiva de Sords de Catalunya (FESC) no hay otra tenista catalana sorda federada”, lamenta la leridana.Roser Serret, al margen de sus incipientes éxitos deportivos, considera que el tenis le ha ayudado a “crecer como persona y a confiar más en mí. Cada entrenamiento o partido es un desafío personal, lo que hace que adquieras un afán de superación que de otro modo quizás no conseguirías”, concluye.
El CT Mollerussa se afilia a las federaciones de sordos y ya es inclusivo
El Club Tennis Mollerussa, donde Roser Serret comenzó de niña a dar sus primeros raquetazos durante las ‘estades’ de verano del club, ha apostado decididamente por ella y por el deporte inclusivo. El pasado mes de septiembre, el club le comunicó a la jugadora que en los próximos campeonatos competiría representando a la entidad que, para ello, se afilió a las federaciones catalana y española de deportes para sordos. De hecho, a finales de octubre ya disputó en Sevilla la Copa de España en representación del club del Pla d’Urgell, consiguiendo alcanzar la final y quedando subcampeona.“Esta apuesta del club por la inclusión es un punto clave en todo este proceso que estoy experimentando.
También quiero destacar a los cinco entrenadores que he tenido a lo largo de mi trayectoria como son Dolors Folguera, Antonio Pifarré, Javi Espinosa, Aureli Cortada y Toni Biosca”, señaló Serret.Con Biosca ha iniciado la nueva temporada con el objetivo de mejorar su juego y ganar confianza de cara a los próximos compromisos como son revalidar el título de campeona de España y competir a nivel europeo con el reto de clasificarse para los próximos Deaflympics que tendrán lugar en Tokio en 2025. Los Deaflympics, anteriormente llamados Juegos Mundiales para Sordos y Juegos Internacionales para Sordos, se llevan a cabo cada cuatro años y son el evento multideportivo de mayor antigüedad después de los Juegos Olímpicos modernos, ya que el primer campeonato se celebró en París en 1924.Roser Serret dice que todavía hay mucho camino por recorrer para los deportistas sordos. “En la Federación Catalana de Tenis existe la Fundació del Tennis Català que ha puesto en marcha siete proyectos que promueven la inclusión, pero falta el de la discapacidad auditiva”, lamenta.