«Estamos creando una presión absurda sobre el deporte de base»

Txema del Rosal conoce el trabajo de base desde diferentes ámbitos, ya sea como director deportivo del Lleida Handbol o en su faceta de profesor de la escuela nacional de entrenadores y responsable de la formación de técnicos de la Federación Catalana de balonmano. Es precisamente en el nivel de los entrenadores donde radica uno de los problemas.

“Hay una deficiencia importante en la formación de los entrenadores. Pese a que tenemos un convenio con Inefc, tenemos poca bolsa de entrenadores formados para entrenar a la base. Esto provoca muchas veces que en la cantera estemos replicando modelos de equipos séniors. Es algo generalizado y trabajamos poco los fundamentos principales, porque la mayoría de monitores buscan jugar como los equipos mayores, reproducir sistemas que los jugadores de abajo no tienen la suficiente base motriz y de coordinación para asumirlos”, afirma.

Otro de los problemas que apunta es la financiación. “Hay poco dinero invertido en el deporte de base. Muchas de las canteras están para mantener económicamente a las plantillas séniors, y todo el dinero que los padres invierten en la base muchas veces no repercute en la calidad del trabajo. Y en Lleida, además, uno de los déficits importantes que tenemos es de instalaciones. Todos los clubes tenemos potencial para crecer, pero no lo podemos hacer con coherencia porque no tenemos espacio”, explica.

La relación con los padres es otro de los grandes males que sufre el deporte de promoción. “Todos los entrenadores y entrenadoras de la base lo que quieren es resultados con la idea de promocionarse, y pierden la perspectiva que lo importante es formar jugadores y jugadoras, trabajando sobre las necesidades motrices y coordinativas, y luego técnico-tácticas de los niños y niñas. Eso se pierde un poco. Estamos en un momento en que todo se quiere a corto plazo, todos queremos resultados rápidos y que se vean”, dice.

También considera que “es importante que los niños y niñas tengan frustraciones para aprender a gestionarlas”, y añade: “hoy en día parece que un niño no se pueda frustrar si una cosa no le sale como quería. Estamos creando una presión absurda sobre el deporte de base. Veo comportamientos que antes no veía, que a los cuatro días si mi hijo no juega lo suficiente o no lo hace como yo quiero, lo cambio de club, de deporte o incluso lo deja”.