SEGRE

ESPORT DE BASE

El Atlètic Segre, un club que combina la competición y la formación

El Atlètic Segre cuenta con 630 jugadores y cuatro equipos en categorías a nivel catalán | Arnau Ribes y Julen Cámara, dos ejemplos del club

Fotografía de familia de los más de 600 jugadores con que cuenta el Atlètic Segre, en la presentación de principio de temporada.

Fotografía de familia de los más de 600 jugadores con que cuenta el Atlètic Segre, en la presentación de principio de temporada.JCMC

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El Atlètic Segre, un club con 48 años de historia, mantiene una filosofía que promueve la formación a través de la competición en el fútbol base. “En este club puede jugar todo el mundo, cada uno a su nivel”, defiende David Romaní Vázquez (Almatret, 10-11-1977), que cumple su tercera temporada como presidente. “Hay equipos de competición, pero también los tenemos de formación y sociales”, añade. Lo ratifican los 630 jugadores con que cuenta la entidad de Cappont, repartidos en 42 equipos “un récord en la historia de la entidad. Todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones”, añade Romaní. Con un presupuesto de 685.035 euros, el presidente explica que:

“Cada año destinamos entre 100.000 y 150.000 euros a mejoras en las instalaciones. La cubierta la hemos puesto nosotros y el césped artificial también lo hemos pagado nosotros. Además, el club subvenciona el 18% de la cuota de los jugadores. Hay una gran tarea detrás de toda la directiva, lo que nos permite tener 100.000 euros en aportaciones de patrocinadores. Esto es trabajar mucho”.

“La directiva se ocupa de todo lo necesario, desde el marcador hasta las cámaras que hemos puesto hace unas semanas y que permiten transmitir en streaming el 80 por ciento de los partidos que jugamos”. Entre los servicios que el club ofrece a los jugadores, se encuentran clases de repaso para que puedan aprovechar mejor las horas que pasan en la instalación. “De momento se están dando clases de repaso de inglés y la próxima temporada se ampliarán con matemáticas. Antes de la pandemia había zumba para las madres, algo que todavía no hemos recuperado”. Con tanta gente en el Ramon Farrús, en homenaje al que fue un presidente muy estimado, Romaní explica que desde el club se presta mucha atención a que no haya incidentes. “La gente viene aquí como si fuera al teatro. En cada partido hay responsables pendientes de si hay algún problema. De todas formas, la violencia es puntual en el fútbol. Cada fin de semana se juegan miles de partidos y en poquísimos pasa algo. Nosotros hemos llegado a expulsar a algún padre que creó problemas, pero afortunadamente es poco frecuente.De los 42 equipos del club, cuatro compiten a nivel de Catalunya, el infantil A (División de Honor), cadete A (División de Honor) y dos juveniles (Preferente). “El futuro pasa por ganar más categorías a nivel catalán y seguir mejorando las instalaciones”, concluye Romaní.

“Quiero ser arquitecto, como mi padre”, explica convencido Arnau Ribes Charles, portero del equipo alevín del Atlètic Segre

Arnau jugará la próxima temporada en el equipo infantil del FC Barcelona, un sueño que se había propuesto conseguir. “Me hace ilusión ir al Barça, era un sueño que quería lograr”, explica con la timidez propia de sus 11 años. No estará en la Masia porque aún es muy joven, por lo que irá y vendrá al día, con un taxi que le pondrá el Barça. “Me organizaré y aprovecharé los viajes para estudiar o para descansar”, explica. Sabe que la exigencia será máxima, pero lo asume con el objetivo de ver cumplido su próximo sueño.

“Sé que cada entrenamiento es una competición y que hay que dar lo mejor en cada uno de ellos. Me gustaría ser profesional y llegar a jugar en Primera división”, añade este joven, que ya ha sido convocado por la selección catalana y que tiene como referente a Ter Stegen. “Me gusta su juego de pies y su calidad”.Siempre ha jugado de portero desde que probó el fútbol. “Me apunté al fútbol porque es un deporte que me apasiona. Probé el tenis pero no me gustó. Yo quería ser delantero y marcar goles, pero fui a un campus del FIF, me pusieron de portero y me gustó. Me ficharon ya como portero y siempre he jugado en esta posción”, explica este estudiante de 6º de Primaria en la Espiga.

Julen Cámara, jugador juvenil del Atlético Segre que compite en Preferente, lleva al fútbol en su ADN.

“A toda mi familia le gusta el fútbol, ha habido varios futbolistas y no iba a ser yo el único que no lo hiciera”, explica este joven de 18 años, que cumple su último año en la categoría y que espera seguir practicando su deporte favorito también como amateur. “Acabo de juvenil y quiero seguir jugando. Me gustaría continuar en el Atlètic Lleida, bueno, si es que el entrenador me quiere”, bromea. Julen se ve extrovertido, se confiesa un jugador técnico, aunque no es un goleador –“me gusta más darlos”–, al que le gusta tener el balón en los pies y dice que lo que menos le gusta del fútbol “es tener que correr detrás de la pelota”.

Cumple su octava temporada en el club, empezó en el AEM y durante dos temporadas jugó en el Lleida Esportiu y quiere despedirse como juvenil a lo grande. Su equipo opta al ascenso a Nacional “y lo conseguiremos”, afirma convencido, aunque lamenta que no podrá disfrutar de la nueva categoría. “Es la tercera vez que me pasa, también hice un ascenso con el Infantil y otro con el Cadete, pero en el fútbol base ganas categorías que después no juegas. Pero tengo las mismas ganas de subir, porque si haces un ascenso la gente te ve igual”. Le encanta la unión que se forma en un equipo de fútbol. “Somos amigos dentro y fuera del campo. Todos somos importantes en el equipo y lo hablamos todo”, valora.

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