El Lleida Esportiu suma tres punts vitals a Olot (0-2)

El Lleida se redimió de la mejor manera posible del traspiés de la semana anterior y firmó un partido redondo en Olot (0-2) para volver a ganar y marcar después de tres semanas sin hacerlo. La victoria en tierras gerundenses fue una demostración de superioridad absoluta contra un rival directo, que se vio sometido y sorprendido por la disposición inicial de Ángel Viadero. El cántabro le dio la alternativa a Diamanka y Mejía en lugar de Damià y Nani, que vivió su primer suplencia de toda la temporada.

Más allá del cambio de nombres, la presencia de Alpha en el carril derecho y de Monterde en el izquierdo cogió desprevenido a un Olot al que le costó reaccionar y antes de los 10 primeros minutos al Lleida ya le habían invalidado un gol. Campins cabeceó de forma impecable pero lo hizo en posición antirreglamentaria y el asistente anuló el que podía ser el primer gol del mallorquín con el Lleida, que llegaría media hora más tarde. Antes de eso, los azules habían acumulado méritos más que de sobra para ponerse por delante en el marcador. Primero, el portero Arnau Fàbrega sacó una mano salvadora a un tiro muy colocado de Mejía sobre la media hora de juego. En el minuto posterior fue el larguero el que impidió un golazo maravilloso de Chuli, que había intentado una vaselina de primeras que merecía ser gol. El andaluz, pese a toparse una vez más con la madera, estuvo juguetón en Olot, y en la siguiente que le cayó buscó un gol desde el centro del campo que se perdió muy cerca del travesaño. La primera mitad languidecía sin que el Lleida pudiera trasladar el dominio al marcador, hasta que una jugada ensayada en un saque de esquina acabó en los pies de Joan Campins, que se desquitó del gol anulado con un zapatazo potentísimo (0-1) que mandó el encuentro al entretiempo con ventaja para los de Viadero.

Tras un primer tiempo de notable alto, el segundo arrancó con un Olot algo más protagonista, ayudado por los dos cambios al descanso y las urgencias de estar perdiendo contra un rival directo. Pero más allá de un disparo de Urri que derivó en un córner, nada inquietó demasiado a Iñaki, que no fuera él mismo. Porque el portero navarro protagonizó una de sus acciones marca de la casa, saliendo de su área y arriesgando en exceso, pero la presencia de los defensas bajo palos bastó para rechazar el disparo lejando del Olot. En el otro área, el Lleida seguía teniendo en Chuli su arma más peligrosa para matar el partido, pero el poste seguía empeñado en ejercer de criptonita del andaluz. Tras un balón al espacio y una buena acción individual, la madera volvió a escupir un balón que buscaba la escuadra, lo que mantenía la incertidumbre y aumentaba los nervios. Con espacios, el Lleida lo tenía todo para asegurarse el triunfo, pero la sentencia llegó con un autogol de Callís en los minutos finales. Agüero condujo el contragolpe, quiso asistir a Mejía, pero su remate en semifallo lo convirtió el defensa del Olot en el error completo para sus intereses metiendo el balón en su propia portería. Con el 0-2, que los jugadores celebraron abrazando a los valientes que se empaparon bajo la lluvia, el Lleida pudo tomar aire y sonreír de nuevo, antes de volver a pensar en la primera de las ocho finales que quedan para evitar el abismo. En Olot se trazó el camino; toca seguirlo.