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Bojan: "No me relacionaba con nadie ni salía a la calle"

Bojan: "No me relacionaba con nadie ni salía a la calle"

Bojan Krkic se retira en un emotivo acto en el Camp Nou

Bojan Krkic se retira en un emotivo acto en el Camp NouEFE/Marta Pérez

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A sus 32 años, Bojan Krkic, quien fue la gran promesa de La Masia, acaba de colgar las botas y lo ha aprovechado para explicar los problemas de ansiedad que sufrió tras debutar con el primer equipo del Barcelona cuando todavía era un adolescente, que le llevaron a no relacionarse "con nadie ni salir a la calle" cuando acababa de jugar o entrenar.

En una entrevista con EFE, Bojan expone cómo estos problemas le comportaron no participar en la Eurocopa de 2008 y recuerda los momentos luminosos que ha vivido en el fútbol y los motivos de su retirada. Próximamente, se estrenará un documental sobre su vida producido por Never Say Never, con Oriol Bosch como director y Raül Llimós como productor ejecutivo.

¿Se imagina vinculado al fútbol desde los despachos o los banquillos? Sí, de hecho vengo formándome, sobre todo en gestión deportiva. Además, tengo las vivencias de mis muchos años como jugador. Creo que poder exteriorizar mis vivencias y emociones puede ser positivo para las nuevas generaciones. Pero, de momento, no tengo ningún objetivo a largo plazo.

¿Cuándo se empezó a plantear la retirada? Para mí, el paso por la MLS (la liga de los Estados Unidos, en la que jugó en el Montreal Impact) fue un reto como experiencia personal porque estuve un año fuera de casa y coincidió con el estallido de la pandemia. El país estaba cerrado y no podía venir a verme gente ni la podía ir a ver yo.

¿Qué pasó entonces? Se me despertó la sensación de que me sentía bien, que estaba lleno personal y profesionalmente y no necesitaba más. Pero tenía en la mente que Japón era un reto que me gustaría vivir. Y así lo hice fichando por el Vissel Kobe. Al volver de Japón fue cuando me di cuenta de que era el momento de la retirada.

Cuando tuvo los problemas de ansiedad tras su debut con el primer equipo del Barcelona con tan solo 17 años, estos temas aún eran bastante tabú en la sociedad y, sobre todo, en el mundo del fútbol. ¿Se dio cuenta de lo que le sucedía? Entendí perfectamente la situación general en la que me encontraba. Yo no tenía el control, lógicamente. En esa etapa estuve en buenas manos, con mis padres y del doctor Monseny, la persona que estuvo trabajando conmigo para afrontar esa situación. Fue un toque de atención que me mostró que algo había pasado. Era un reto que se debía afrontar y superar.

¿La ansiedad le afectó más allá del fútbol? Sí, cuando no estaba entrenando o jugando estaba en casa. No me relacionaba con nadie ni salía a la calle. Fueron unos meses de mucho trabajo personal y de seguir compitiendo. Estaba en el primer equipo del Barça y debía estar preparado para entrenar y jugar. Y, personalmente, trabajé para que esa situación no me paralizara por muy desagradable y dificultosa que fuera. Te debes levantar constantemente y buscar soluciones, no puedes pararte.

¿La gente del fútbol fue comprensiva con usted? Vivimos en un mundo muy competitivo y en el del fútbol no tienes que pedir la comprensión interna. Es algo que creo que es personal, el mundo competitivo no te regala nada ni te permite mostrar las debilidades. Cuando los compañeros del Barça empezaron a saber lo que me pasaba lo que se generó fue un aura de protección emocional. Aunque no creo que a uno le ayude el hecho de que el entorno le suavice la situación. Te tiene que fortalecer la realidad, a la que debes ser capaz de sobreponerte.

Llegó el verano de 2008 y usted tuvo claro que, a causa de estos problemas de ansiedad, no estaba en condiciones de ir a la Eurocopa con la selección española. ¿Qué le diría ahora al Bojan que dio ese paso con tan solo 17 años? Más allá de la edad, la sensación de seguridad es la misma. Para mí era lo que tenía que hacer. De hecho, un mes después, cuando la selección española ganó esa Eurocopa, no tuve ningún tipo de arrepentimiento ni de envidia. Yo sabía que no debía estar allí. El hecho de ir es el que me hubiese hecho daño. Llegué al final de la temporada muy al límite por lo que estaba viviendo y porque no lo estaba exteriorizando y la gente no sabía lo que realmente me sucedía. Fue un cúmulo de sensaciones demasiado grande para alguien de 17 años.

¿Hubo más luz u oscuridad durante sus años en el Barça? Hubo mucha más luz. Fue una constante vivencia de sueños, muchos de ellos inimaginables. Para mí era una felicidad diaria ir cada día al vestuario del Barça, donde había algunos de los mejores jugadores de la historia del fútbol. Y que la afición reclamara mi presencia en los hoteles y en los estadios. Fueron unos años muy felices.

¿Qué le queda de 2009, el año del triplete y seguramente el del mejor Barça de la historia? Fue un año en el que a nivel de vestuario y afición fue único. Siempre decimos que de la magnitud de las cosas te das cuenta al cabo de los años, pero en ese momento ya éramos conscientes de la magnitud de lo que estábamos consiguiendo.

¿Le quedó la espina clavada de no haber jugado con el Barça ninguna de las dos finales de la Liga de Campeones? Jugar una final de Champions con el Barça me hubiese hecho muy feliz, pero a la vez también pienso que estuve entre los 18 convocados en esas finales y jugué las semifinales. Me siento partícipe de esas Champions. Yo no he permitido que aquello fuese una espina. 

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