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“Me siento agotado”
Albert Folguera justifica en el cansancio acumulado su decisión de dejar los banquillos a los 57 años || Afirma sentirse “aligerado” y que da este paso para pasar más tiempo con su familia
“Pensaba que no me iba a emocionar.. pero collons”, expresó ayer Albert Folguera en su despedida de los banquillos, a los 57 años, después de 24 como entrenador y los 14 últimos al frente del mejor Lleida Llista de la historia, con tres títulos europeos, algo impensable cuando se hizo cargo de un equipo al borde de la desaparición. Hombre de carácter al que su aparente seriedad no oculta su afabilidad y facilidad de trato, se emocionó en su despedida.
Lo hizo al hablar del hombre que ha estado a su lado este tiempo, el presidente Enric Duch, y al hablar de su esposa, Pilar Castells, a la que quiere dedicar más tiempo. Ambos cumplen el dicho de que al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Albert empezó diciendo que “hoy es un día muy especial para mí.
Ha llegado el momento de dar un paso al lado. No ha sido fácil. Lo dejé como jugador y ahora lo dejo como entrenador”, explicó.
“He puesto muchas cosas en la balanza y en esta decisión ha tenido mucho que ver la familia, mi mujer, que siempre ha estado a mi lado. Tanto cuando lo dejé como jugador como ahora que lo dejo como entrenador he tenido la opción de continuar, pero hay que saber decir basta. Me siento agotado, cansado.
Tengo que hacer muchos esfuerzos, el día a día es muy duro. En 1986 me fui de Lleida al Igualada y en 2026 hará 40 años de eso. Es un desgaste importante”, señaló.De Duch destacó que “siempre ha estado a mi lado y nunca he tenido la más mínima presión.
No es fácil decir eso de un presidente. Siempre me ha dejado hacer y me ha dado su apoyo incondicional. Es un amigo con mayúsculas”, añadió antes de darle un emotivo abrazo.Duch desveló que “cada año íbamos a cenar, renovaba y este año me dijo que no podía continuar.
Intenté convencerle pero me dio sus motivos y lo respeto. Hemos vivido una experiencia que no se puede explicar. Se merece el máximo reconocimiento”, explicó.Albert se rompió al explicar que “mi mujer, mis padres, mis hermanos y amigos siempre han estado a mi lado.
Me han aguantado y no es fácil. Ser jugador es muy fácil, vienes, entrenas y te vas. Pero ser entrenador es otra cosa y al final siempre acabas con los tuyos.
Ella (Pilar) siempre me ha dicho que decidiera lo que yo quisiera y ahora quiero pasar más tiempo con ella”.Tuvo un recuerdo para todos sus jugadores. “No quiero dejarme a ninguno”, pero fue especial para Andreu y Lluís Tomàs, Carlos Trilla, Darío Giménez, los hermanos Di Benedetto, Xixi Creus, Joan Cañellas y “a mis delegados, sobre todo a Isidre Trilla, un padre para todos”, además de “Edu Amat” –su sucesor– “y todos los que han colaborado conmigo estos años”. Añadió que “me siento aligerado.
Cuando vine era consciente de que tras volver al Llista me iría a casa y no tengo previsto volver a entrenar. Otra cosa es que mi mujer no me aguante en casa dentro de cuatro meses”, bromeó.