AUTOMOVILISMO REPORTAJE
En la antesala de la F-1
Ivan Rodríguez, un mecánico de 29 años de Vinaixa, forma parte del equipo italiano de F-2 Prema Racing|| Tras cancelarse la carrera en Imola por las inundaciones, ayudó a los afectados
“Ha sido una experiencia con imágenes muy duras al vivirlas en primera persona, pero también sirve para dar lo mejor de uno mismo cuando ayudas a otras personas”. Es la reflexión del leridano Ivan Rodríguez, mecánico y encargado de conducir el camión con los coches de Fórmula 2 del equipo italiano Prema Racing, que se vio sorprendido por las inundaciones que trajo consigo el ciclón Minerva en la región de Emilia-Romaña y que, tras suspenderse el Gran Premio que debía disputarse en el circuito de Imola, ayudó durante dos días a los afectados por las riadas. Ivan es de Vinaixa, tiene 29 años y lleva dos en el Prema Racing de F-2.
Estudió un grado medio de Electromecánica del Automóvil en el IES Caparrella de Lleida y luego hizo un máster de Race Mechanic en la Escuela Monlau de Barcelona. Tras comenzar en la competición a través del karting, ahora pasa más de 200 días al año fuera de casa en uno de los equipos más prestigiosos de la antesala de la F-1. Es, en concreto, el tercer mecánico del coche 7 que pilota el danés Frederik Vesti.Camino de Mónaco, donde recala este fin de semana la F-2, el mecánico leridano explicó a SEGRE la odisea por la que pasó desde que su equipo se alojó en el hotel Rosa dei Venti, en la pequeña localidad de Cà di Lugo, junto al río Santerno.
“Después de cenar subimos a la habitación porque ya no podíamos estar en la primera planta, pero enseguida, pasada la medianoche, nos dijeron que debíamos desalojar el hotel de inmediato por el riesgo de inundaciones”, explica. Les llevaron a un pabellón, pero estaba lleno. Finalmente, recalaron en el Palazzetto dello Sport de Lugo, otra de las poblaciones afectadas por las riadas.
“Es una situación muy dura a nivel psicológico porque piensas que nosotros estamos de paso y nos ha pillado esto, pero había quien lo había perdido todo. Llegaba gente que habían evacuado en helicóptero que encontraron encima del techo del coche para que no les alcanzara el agua; gente mayor, con silla de ruedas.. La gente lloraba, estaba abatida y nosotros intentábamos animarles pero el verdadero mérito es el de la Cruz Roja y los voluntarios que se volcaron en ayudar a los afectados”, asegura.
Los mecánicos, que son los héroes anónimos de los deportes del motor, tuvieron que convertirse esta vez en los ángeles de la guarda de personas que se quedaron sin hogar. “Son cosas que te cambian la vida porque ves a esa gente que de repente ya no tenía casa. Es algo muy duro de aceptar”, señala Ivan.
“Se tenía que haber cancelado antes la carrera”, reflexiona el leridano, que quiere dar visibilidad al cansancio que deben soportar los mécanicos de F-2 y F-3. Tan cerca y tan lejos del ‘gran circo’ de la F-1. “En el equipo somos tres mecácnicos y dos ingenieros y es como una familia.
Lo que no se ve es que conducimos los camiones, llegamos al sitio y tenemos que montar todo y preparar los coches, lo que nos lleva 4 o 5 horas. Ahora estamos en Mónaco y las otra semana en Barcelona. Llevamos más de un mes sin parar.
¿Si me gustaría llegar un día a la F-1? Claro, a quien no, pero tengo que decir que estoy a gusto donde estoy”.