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HOCKEY PATINES ENTREVISTA

Albert Folguera: «El hockey ha sido mi vida»

El técnico de Bell-lloc, de 57 años, cierra una fructífera etapa de 24 temporadas como entrenador, las catorce últimas al frente del Llista, al que llegó cuando el club estaba al borde de la desaparición y lo deja como un referente en Europa tras conquistar tres títulos continentales

Albert Folguera, con las tres copas de Europa, su mayor legado al frente del Llista Blava.

Albert Folguera, con las tres copas de Europa, su mayor legado al frente del Llista Blava.X.P.

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Después de más de media vida dedicada al hockey, ¿no lo echará de menos ahora que se retira?

Desde que acabó la Liga he hecho cosas que hacía años que no hacía, cada vez lo tengo más asumido. Está claro que es otro tipo de vida. Podré estar más en casa y descansar, porque había días que cuando volvía del trabajo ni pasaba por casa porque no tenía tiempo, y los días que no entrenaba los dedicaba a preparar partidos y a ver vídeos. La verdad es que necesitaba este parón.

De pequeño alternaba el hockey con el fútbol, ¿qué le hizo decantarse por el primero?

En el espacio de nueve meses tuve dos lesiones, una de rodilla y otra de ligamentos de tobillo que me obligaron a pasar por el quirófano las dos veces, y cuando volví, recuerdo que en el Lleida querían que me dedicara solo al fútbol y dejara el hockey, pero el día que me ponía los patines no me los podía sacar, era como una droga. Cuando salí de la segunda lesión se jugaba la fase sector del Campeonato de España y sin hacer recuperación me puse los patines y jugué en Vilafranca. Entonces ya decidí que lo mío era el hockey.

¿Qué ha sido el hockey para usted?

Lo ha sido todo, un juego, un deporte, una manera de vivir, una manera de entender la vida, en definitiva, ha sido mi vida, porque todo ha girado en torno al hockey. Cuando me voy a Igualada lo hago porque quiero jugar en División de Honor y a los tres años ya ganamos la primera Liga y enlazamos más Ligas y Copas de Europa. Fue una década de los 90 bestial en Igualada. El hockey me lo ha dado todo y también se lo he dado todo.

¿Esperaba tener una carrera tan larga y exitosa?

Sinceramente no Cuando me voy a Igualada no voy a ganar dinero. Fue a partir del tercer año, a raíz de ganar la Liga, que nos profesionalizamos y comenzamos a entrenar cada día. Pasé diez años como profesional, compaginándolo con los estudios de Inef en Lleida, pero siempre para arriba y para abajo jugando. Nunca hubiera pensado ganar lo que he llegado a ganar. La lástima es que en los cinco años como entrenador del Igualada llegamos a cinco finales, dos de Liga, dos de Copa y una de Europa, y las perdimos todas, cuatro ante un Barça que era prácticamente imbatible y la de Europa en los penaltis en Riazor ante 8.000 personas donde nos pasó de todo. La única espina es no haber ganado nada como entrenador con el Igualada, porque llegamos a estas cinco finales teniendo equipos muy por debajo de Barça, Liceo y compañía. Y en Lleida, estos 14 años han dado para mucho, y no solo por las tres copas de Europa, sino que hemos llegado a otras dos Final Fours, una la perdemos de un gol y la otra en los penaltis, y eso la gente no lo valora.

¿Se lo ha pasado mejor jugando o entrenando?

Jugando, sin duda. El jugador disfruta, si un día algo no le va bien, al día siguiente vuelve a entrenar y ya está. En cambio el entrenador no, hay muy poca gente que empatiza con el entrenador. Te llevas muchos problemas a casa, muchas dudas, y siempre piensas en qué puedes mejorar.

¿Le hubiera gustado jugar en la máxima categoría con el Llista?

Me voy de Lleida porque quería jugar en la máxima categoría, pero la primera vez que me vinieron a buscar de Igualada renuncié porque estuvimos a punto de subir con el Llista y lo quería volver a intentar. La segunda vez que me vinieron a buscar vi que era el momento, pero claro que me hubiera gustado jugar con el Llista en División de Honor.

¿De todos estos años, cuál es el recuerdo más impactante?

Creo que la segunda temporada que pasé en Lleida como entrenador fue muy heavy. Nos íbamos en dos furgonetas y, además de entrenador, era el preparador físico y el delegado. Salíamos un sábado por la mañana para jugar en Oviedo, A Coruña o donde fuera, y al acabar volvíamos sin pernoctar. Con el dinero que me daba el presidente tenía que negociar en cada lugar las comidas y el hotel, fue muy duro. Eso lo hice con 40 años, ahora no lo podría hacer, me moriría. El club en esos momentos estaba cerca de desaparecer, y con Enric Duch hicimos un tándem. Siempre habíamos dicho que cuando se fuera uno, el otro iría detrás, pero él no puede irse, tiene que continuar en el club.

Llega cuando el Lista está a punto de desaparecer y se va con tres títulos europeos. Ni en sueños se lo esperaba.

Sin duda. A mí me gusta competir y siempre salgo a ganar. Volvía a casa y pensaba que estaría tranquilo, porque me sacaba la presión de Igualada, Reus y Voltregà, no había dinero y venía a luchar por no bajar, pero al final casi siempre lo hemos podido mejorar, como esta última temporada plagada de lesiones y problemas.

¿Cree que no se le ha dado el suficiente valor a las tres copas de Europa conseguidas?

No lo sé, pero lo que sí he visto es que con lo que hemos conseguido estamos igual que antes, esa es mi percepción. Es verdad que ahora no es complicado que vengan jugadores como pasaba antes, pero creo que no lo hemos sabido aprovechar o la gente no lo ha valorado lo suficiente.

¿Ha habido algún jugador que le haya marcado?

Hay dos jugadores claves en la historia reciente del Llista, que son los hermanos Tomàs, Andreu y Lluís. No diré que son como mis hijos, pero hemos llegado a tener una relación muy personal y han sido claves para que el club tirara hacia adelante. Y después hay otro jugador que es Darío Giménez, que a los tres meses de llegar lo hubiera echado porque no podía con él, y él lo sabe. Era un jugador muy anárquico, pero a la vez con una calidad enorme. Lo que le he visto hacer creo que no lo he visto en la vida, tenía magia. De hecho, él nos cambia la mentalidad. Y la llegada de los hermanos Di Benedetto ya es un punto y aparte.

¿Cómo ve el equipo de la temporada que viene?

Está consolidado y los fichajes que se han hecho son muy buenos. Estoy convencido de que la próxima temporada disfrutaremos, aunque evidentemente requerirá de una adaptación. Edu Amat creo que está preparado para dar el salto y, si se sabe rodear de personas que le ayuden, puede forjar un equipo difícil de batir, joven y con talento.

¿Es posible que algún día le volvamos a ver en los banquillos?

Ahora mismo no quiero oír hablar de entrenar, estoy muy saturado.

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