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El Llista Blava, que supera ya los 70 años de vida, tiene el honor de ser el único club de toda la provincia de Lleida que ha conquistado un título europeo, que en su caso son tres y todos de forma consecutiva (2018, 2019 y 2021), algo que nadie había conseguido hasta la fecha, compartiendo palmarés con clubes históricos del hockey continental como el Liceo, el Novara italiano y el Barcelos portugués. La entidad listada, que ha vivido momentos críticos, que incluso pusieron en serio peligro su continuidad, vive su mejor etapa deportiva y también de formación, rozando ya la veintena de equipos –cifra que superará la temporada que viene con la creación de dos nuevas escuadras benjamines– y con más de un centenar largo de jugadores y jugadoras, ya que desde hace unos seis años ya cuenta con su sección femenina, formada hasta ahora con tres equipos.“Estamos en un buen momento porque el grueso de jóvenes que suben es de categorías pequeñas. Tenemos cuatro equipos prebenjamines y cinco benjamines, que confirma la buena salud de nuestra cantera.

Hay mucha materia prima con la que trabajar y que se puede formar desde muy pequeños, y eso es muy importante”, señala Jordi Badia, que compagina ser jugador del equipo de OK Liga con la coordinación de la base. No obstante, apunta, “es verdad que tenemos que incrementar el nivel en la parte final de la formación, que es donde vamos un poco cojos. El otro hándicap que tenemos es la falta de entrenadores y entrenadoras cualificados para llevar a cabo el trabajo, ya que muchas veces lo acostumbran a hacer los jugadores jóvenes del club que tienen ganas, porque es un trabajo que sinceramente no está bien pagado”, reconoce.Otro problema añadido, que en este caso es generalizado para todos los clubes de la ciudad, es la falta de instalaciones y que las que hay, están colapsadas.

Actualmente sus equipos se encuentran repartidos entre los pabellones del Onze de Setembre y La Bordeta y la pista exterior anexa, que vuelve a estar en unas condiciones lamentables pese a que se arregló el invierno pasado (también sufrieron el robo de las porterías el pasado mes de enero). “Nos faltan horas de pista. Tener que compartir pabellón con otros deportes te limita mucho las horas y te obliga a entrenar con muchos jugadores en la pista, lo que imposibilita poder estar pendiente de cada jugador”, afirma.La sección femenina, que nació hace unos seis años, es la que está creciendo más, aunque con limitaciones.

“El problema que existe es que las jugadoras que tenemos vinculadas de otros clubes de fuera de Lleida, que no tienen equipos femeninos, a medida que se hacen mayores les salen otras opciones y al final, como Lleida está lejos de todo, cuando les vienen ofertas de otros clubes que tienen más próximos suelen irse al no haber en el club ningún equipo de superior categoría, ya que el más elevado que tenemos ahora es el Fem15. Por eso la intención es trabajar mucho para mantener el máximo de jugadoras posibles para dentro de un par o tres de años hacer un equipo sénior femenino”, explica Badia.