FÚTBOL DEPORTE BASE
Queja del Mollerussa a la FCF tras un partido en Gardeny
Por “amenazas” y “juego duro” en un encuentro de categoría infantil
El Mollerussa ha presentado una queja formal ante la delegación de Lleida de la Federación Catalana de Fútbol (FCF) y el Comité de Árbitros, por unos hechos ocurridos el sábado día 17, en un partido de categoría infantil entre el Gardeny y el Mollerussa B, en los que, mediante una carta que los padres del equipo han hecho llegar a este diario, denuncian “amenazas” al árbitro y a los jugadores visitantes y a los padres, en lo que califican de “experiencia surrealista que creíamos extinguida de los campos de fútbol”. Desde el Gardeny niegan las amenazas, admiten que el partido en algún momento “fue complicado” y su presidenta, Emilia Cuenca, denuncia a su vez que desde ese día “me están acosando desde Mollerussa en redes sociales”.
Carles Claramunt, coordinador del Mollerussa, explica que “cuando me comunican lo ocurrido, hablo con el entrenador, que me lo ratifica, reúno a los padres y decidimos hacer la protesta. Lo que queremos es que se sepa lo que pasó y que se tomen medidas para que no le pase a nadie más”. Explica también que “los niños acabaron tan asustados que no quieren jugar este fin de semana y hemos pedido aplazar el partido”.La madre de uno de los jugadores del Mollerussa admite que “tuvimos miedo” y ratifica todos los puntos de la carta, en la que señalan que un aficionado local “saltó al campo, amenazó al árbitro” y “se puso detrás de nuestro banquillo y le dio golpes”.
El Mollerussa ganaba 0-2 y perdió 5-3. Esta testigo añade que “viendo el juego duro del Gardeny, nuestros jugadores se quitaban la pelota de encima porque no querían jugarla”.La carta añade que “nuestro entrenador se encontró su vehículo dañado”. Cuenca dice que “no fue nadie del club. Un coche le golpeó y nos dejó su nombre y el teléfono, que comunicamos al Mollerussa”, extremo este confirmado desde el club del Pla.Según Cuenca, el problema empezó cuando “un jugador del Mollerussa pegó una patada a uno de los nuestros. Pero al campo solo entró nuestro entrenador y yo, que soy la delegada, para atenderle. Nadie más. En la media parte les pedí que no fueran agresivos y no hicieran faltas. Había un padre nuestro que gritaba, pero no insultó”.