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ATLETISMO REPORTAJE

Un ejemplo de pundonor

Manel Mullor viene de correr el Maratón de Tokio, la única de las 6 Majors que le faltaba por completar

Lo hizo con una rodilla lesionada que se operó ayer

Manel Mullor, amb samarreta roja, mira a la càmera durant la marató de Tòquio.

Manel Mullor, con camiseta roja, mira a la cámara durante el maratón de Tokio.

Publicado por
Xavier Madrona

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Completar los conocidos como ‘Abbot World Marathon Majors’, circuito que comprende las seis grandes carreras de este tipo del mundo, entre las que figuran Tokio, Boston, Londres, Berlín, Chicago y Nueva York, es uno de los retos que tienen muchos corredores apasionados de la distancia de Filípides. Desde el pasado 3 de marzo, de entre los cerca de 500 corredores españoles que han conseguido en su vida entrar en la meta de las seis pruebas y colgarse la medalla de las seis estrellas está el leridano Manel Mullor, funcionario de prisiones de 59 años que, además, tenía otro reto mucho más emotivo y personal. Ayer pasaba por el quirófano para operarse de su maltrecha rodilla izquierda, la primera en dicha pierna y la quinta tras cuatro anteriores en dos años en la derecha. Por eso, la satisfacción fue doble al cruzar la meta en Tokio, bajo un intenso frío y tras 5 horas y 39 minutos de puro calvario que apenas pudieron mitigar los antiinflamatorios. “Conseguí acabar y era lo único que me importaba porque tenía una doble motivación, homenajear a mi amigo Manel y conseguir completar mi sexta maratón Major”, explica este experimentado corredor del Sícoris con más de veinte maratones en sus piernas. Manel Ribes era un ciclista de 63 años del barrio de La Bordeta que falleció el 31 de agosto del pasado año tras chocar contra una barra de una valla rota de un puente en Sudanell.

Inicialmente, tres de los mejores amigos y compañeros de fatigas de Ribes cuando salían a correr juntos, Aleix Bollo, Roger Arcarons y el propio Manel Mullor, iban a homenajearlo en la exigente prueba ciclista de la Titan Desert, entre el 28 de abril y el 3 de mayo. Pero la artroscopia a la rodilla de Mullor no podía esperar más. “Agradezco a mis compañeros que hayan decidido esperar a la edición del próximo año para que podamos ir los tres. Mi particular homenaje a Manel se lo hice en Tokio, una carrera que tenía pendiente desde 2020 pero que fue cancelada por la pandemia”, señala Mullor, que llevó durante el maratón una camiseta en la que se podía leer en la parte superior derecha “Avui correm junts” junto a una fotografía de ambos que le regaló nada más regresar a Lleida a la pareja de Manel Ribes.Hablar de Manel Mullor es hacerlo de una persona con voluntad de hierro y un gran espíritu de superación. “Comencé a correr con la crisis de los 40, fumaba y me ahogaba solo con subir unas simples escaleras. Desde entonces he hecho carreras de diversas distancias, maratones, la Marathon des Sables y Ironmans. Estos últimos cuando apenas sabía nadar lo justo”, dice con una amplia sonrisa. Prefiere mirar hacia delante y ser optimista. “Volveré a correr cuando me recupere de esta operación, que será la última, no tengo ninguna duda”, asegura. Y es que en las cuatro intervenciones anteriores, dos de ellas de gravedad, hubo momentos en los que se puso en cuestión que pudiera volver a calzarse las zapatillas de corredor. Como la desinserción de la raíz meniscal que sufrió y que le mantuvo ocho semanas sin poder apoyar el pie en el suelo. “Fue tras correr la maratón de Chicago. Tuve problemas con las plantillas ya antes de viajar y la última semana de entrenamiento no aguantaba el dolor. Además tenía lumbalgia y al regresar de Chicago me dijeron que me quitase las plantillas. Vi enseguida que no era algo tan simple y cuando el doctor Lluís García Bordes me operó me dijo: ‘suerte que te he operado porque es una lesión grave’”.

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