Pogacar lidera una Volta que hoy llega a Lleida

El esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) cumplió con el papel de favorito y dejó casi sentenciada ayer la Volta Ciclista a Catalunya en la segunda etapa, la primera de montaña, con un ataque incontestable a 6,5 kilómetros de la meta en el ascenso a Vallter, puerto de categoría especial. Pogacar impuso su ley a la primera ocasión y abrió una brecha que se antoja insalvable para los demás favoritos, con 1:35 sobre Mikel Landa (Soudal Quick-Step), que acabó segundo y se situó tras el esloveno en la clasificación general, en la que Egan Bernal (Ineos Grenadiers) ya es séptimo (+2:02), Enric Mas (Movistar) octavo (+2:02) y Sepp Kuss (Team Visma) noveno (+2:21).

La Volta partió de Mataró y enfiló el ascenso a los Pirineos, con una etapa de 186,5 kilómetros culminada con la llegada en subida al puerto de categoría especial de Vallter, el techo de la carrera, a 2.135 metros de altitud, marcada por el frío y la lluvia. Un desenlace épico, ideal para que los favoritos se batieran por la victoria, y con todos los ojos puestos en Pogacar, más aún después de que un error de cálculo le privara del triunfo en la etapa inaugural. Con todo, las hostilidades se hicieron esperar.

De inicio, el pelotón dejó escapar una fuga de seis corredores que lograron una máxima ventaja de casi siete minutos.

El grupo fugado fue perdiendo unidades hasta que solo quedó el belga Jimmy Janssens (Alpecin-Deceunink), que fue cazado a 8 kilómetros de la meta en un tramo de niebla intensa del que emergió Pogacar con un ataque a 6,5 kilómetros para marcharse en solitario del grupo delantero, en el que se encontraban Landa y los colombianos Tejada y Bernal. El de Murguía, con Vlasov a rueda, fue el único que tuvo piernas para responder y terminó la etapa en segunda posición, a 1:22 de un Pogacar intratable, que impuso su ley en las alturas de Vallter para dejar la Volta prácticamente vista para sentencia a falta de 5 etapas.La ronda catalana entra hoy de lleno en territorio leridano, con salida desde la localidad gerundense de Sant Joan de les Abadesses y llegada a la estación de Port Ainé, transcurriendo algo más de 60 kilómetros por las carreteras leridanas (ver cuadro lateral).