LLEIDA
Todo un trotamundos
El leridano Jordi Guàrdia afronta en Eslovaquia su primera aventura profesional como primer entrenador
Ha sido asistente en Austria, Islandia y Suecia, y también en el Força Lleida y Melilla
“Cuando entrenas siempre tienes que tener la maleta preparada, sino la otra opción es no entrenar”. Esa es la filosofía del técnico leridano Jordi Guàrdia, todo un trotamundos de los banquillos. Con solo 36 años ya ha entrenado en cuatro países diferentes. Comenzó su periplo profesional en Austria llevando la base del Swans Gmunden durante la temporada 2017-2018, a la siguiente fue técnico asistente del Nässjö Basket de la Primera división sueca y ese mismo año 2019 recaló en el ICG Força Lleida para ser durante dos campañas el segundo entrenador, primero de Jorge Serna y después de Gustavo Aranzana en plena pandemia. En la 2021-2022 fue también ayudante en el Thor Thorlakshöfn de la Primera división de Finlandia, para volver la campaña siguiente a la LEB Oro para ser asistente en el Melilla. Desde el pasado mes de noviembre dirige al BKM Lucenec de la máxima categoría de Eslovaquia, su primera experiencia profesional como primer entrenador.
“Es mi primera experiencia como máximo responsable a nivel profesional, pero yo siempre digo que eres entrenador y punto, no si eres primero, segundo o asistente. Yo entreno y hago el rol que me apetece hacer en cada determinado momento de la vida. Sí que es verdad que después de muchos años haciendo de asistente buscaba ser primer entrenador porque me apetecía”, asegura Guàrdia, que reconoce que tiene sus pros y sus contras. “Al ser el primero tienes una responsabilidad más grande, pero también tienes más autonomía para decidir cómo quieres hacer las cosas, y eso te da un bienestar. Cuando estás de asistente siempre estás pendiente de si al primero le gustará lo que haces, pero cuando eres el máximo responsable haces lo que quieres. También es verdad que todas las cosas buenas o malas recaen en ti”, señala.El técnico leridano tiene claro que una de las características que tiene que tener un entrenador “es la adaptación al medio, toque donde te toque, porque incluso moviéndote por España, no es lo mismo estar en Lleida que en Melilla o Madrid. Y en el extranjero pasa lo mismo, te tienes que adaptar a muchas cosas. Es verdad que estás fuera de tu confort emocional, lejos de la pareja, de los amigos y de la familia, y esa es la parte que cuesta más, porque en el baloncesto, al fin y al cabo, más o menos todo es lo mismo. La adaptación al país y, sobre todo, estar lejos de casa es lo que se hace más pesado, pero como decía Imbroda, si temes a la soledad no seas entrenador de baloncesto”, apunta.Guàrdia llegó al BKM Lucenec en plena crisis deportiva, “un poco al rescate”, reconoce, y después de cinco meses ha conseguido eludir la última posición y jugará el play off por el título de una Liga de solo nueve equipos y en la que no hay descensos. Cuando acabe la temporada tomará una decisión sobre su futuro. “Ahora mismo no tengo ni idea de lo que haré. Depende de si el club puede crecer y dar pasos adelante y no tiene esta estructura tan precaria como hasta ahora, donde me toca hacer muchos roles casi a la vez, el de primer entrenador, el de asistente, el de poli bueno y poli malo, el de psicólogo y casi hasta paso la mopa. Y si no, tendré que buscarme otras cosas”, apunta el técnico leridano, que reconoce que la planificación no existe en su profesión. “Antes quizás tenía una hoja de ruta, pero en el mundo profesional esta hoja de ruta va directamente a la basura porque todo cambia en un momento, depende siempre de los resultados, de los clubes, y no puedes hacer ninguna previsión, ni disfrutar del día a día ni mirar más allá. Esto tiene cosas buenas y malas. Entre las buenas está el componente de aventura y que no es un trabajo rutinario, pero por otro lado, lo malo es que no puedes hacer grandes planificaciones vitales”, asegura.
Dirigió 2 partidos al Força Lleida tras la destitución de Jorge Serna
Guàrdia es uno de los seis técnicos que ha tenido el Força Lleida en su historia. Solo dirigió al primer equipo en dos partidos y fue tras la destitución de Jorge Serna tras encadenar seis derrotas. Su balance fue de una victoria, en su debut ante al Marín en casa, y una derrota en la pista del Canoe. No esconde que le gustaría volver, pero prefiere no pensar en ello. “No es ninguna obsesión. Igual antes lo pensaba más, ahora solo pienso en disfrutar el camino del entrenador”, dice. Desde la distancia sigue al equipo y destaca que “algún año tocará subir a la ACB, no sé si este o dentro de dos o tres, pero se están haciendo pasos para ello”.