TENIS ENTREVISTA
«En mi época tener un psicólogo era un tabú»
Arantxa Sánchez Vicario. La mejor jugadora española de la historia recuerda en Lleida sus inicios y dice que ganar Roland Garros en 1989 le cambió la vida
Había estado en Lleida a finales de los 80 y ha vuelto ahora en el Catalonia Open ¿En qué ha cambiado el tenis femenino?
Para mí es una satisfacción volver a donde fueron mis inicios y recordar los momentos en que estuve aquí jugando los torneos previos a ser profesional. Creo que el tenis ha cambiado. Ahora las chicas son supergrandes, superfuertes.. también los encordados, las raquetas.. todo ha evolucionado y las chicas juegan con más fuerza. Creo que en nuestra época había más variedad de estilos y sobre todo éramos muy consistentes porque mantenerte arriba era más difícil. No quiere decir que ahora no, pero pienso que hay una brecha. Dominan Swiatek, Sabalenka, Rybakina y Coco Gauff. En mi época estaban Steffi, Seles, Davenport, Capriati, Pierce, Sabatini, Mary Joe Fernández, Novotna.. luego vinieron las Clijsters, Henin y Hingis y las Williams… y yo ya había jugado antes con Navratilova y Everts. Puedo decir que he jugado con tres generaciones. Ahora se ven diferentes estilos de juego pero es igual de atractivo.
Ha dado en Lleida un clinic a niños. ¿Le gusta trabajar con ellos?
Sí, me encanta porque yo he sido niña, sé lo que es. Muchos en Lleida me han dicho que soy un referente para ellos. ‘Mi abuelo, mi padre, mi madre, todos me hablan de tí y yo sé que tú eres la pionera’, me decían. Yo miraba a los ídolos y que te miren a tí, que tengan ganas de jugar contigo.. pues lo pasé muy bien. He visto que en Lleida hay un grupo enorme de chicos y chicas que están haciendo un buen trabajo y esperemos que salgan grandes campeones como Neus Ávila o Albert Costa.
¿Qué consejos les da?
Que disfruten, porque son niños. Que intenten dar lo máximo, mejorar día a día y sobre todo escuchar, que es muy importante escuchar. Les digo que he sido como ellos y que ahora es el momento de aprender.
Cuando ganó Roland Garros en 1989 era la jugadora más joven que lo había conseguido.. ¿es bueno tener éxito tan joven?
Yo fui pionera porque en el deporte femenino de aquella época marqué un antes y un después. Ganar Roland Garros a mí me cambió la vida pasar de ser una niña normal de 17 años a estar en lo más alto y tener que ganar todo. Tienes que asimilar muchas cosas y el tenis es mucho un tema mental. En nuestra época esto era un tema tabú, no se hablaba. Si tenías un psicólogo no lo decías, pero ahora es normal y todo el mundo trabaja ese aspecto. Gané Roland Garros, que fue fantástico, con 17 años y fue el bombazo, porque nadie pensaba que era posible hacerlo con 17 años. Fue espectacular, pero claro, al año siguiente, con 18 años ya noté la presión y que todos pensaban que tenía que ganarlo todo. Y eso hay que asimilarlo. Tuve que madurar más rápido.
¿Es positivo que se haya normalizado la figura del psicólogo deportivo?
Claro que es positivo. Hay gente que lo lleva mejor y gente que lo lleva peor. Pero no hay ningún problema por decirlo porque es normal, aparte de que yo creo que en todos los deportes trabajar con un especialista te ayuda a motivarte y a crecer. Es bueno que se hable y veo bien que salga a la luz porque estuvo mucho tiempo escondido y en mi época sobre todo. Hay gente que hace parones y luego vuelve con más fuerza o ve que no puede.. depende de cada persona. Es bueno acudir si necesitas ayuda.
Hay una reivindicación en el deporte femenino por la equiparación de premios. ¿Cree que se está equilibrando este tema?
Yo hablo desde mi punto de vista y pienso que el tenis es un deporte privilegiado, no está en la misma situación que otros deportes a nivel femenino y tal vez es el único deporte en el que el ‘prize money’ es igual entre hombres y mujeres. Aunque todavía hay mucho camino por recorrer, veo que se avanza.
Usted abrió un camino aunque nadie ha igualado sus éxitos ¿Qué sensación le produce?
El presidente del CT Lleida me dijo que yo era su referente y esto a mí me enorgullece. Intento transmitir los valores que me enseñaron y espero que a ellos les ayude también después en la vida. Tengo 52 años y me dicen leyenda y digo, sí, pero todavía me queda mucho, ¿no? (Ríe). Me satisface ser la pionera o haber dejado el pabellón lo más alto posible y poder disfrutar ahora del cariño que tuve cuando jugaba, lo tengo ahora y creo que lo tendré. Es bonito saber que la gente te quiere y con eso me quedo también.
¿Malacostumbró al público a pensar que ganar era fácil?
Creo que sí (ríe). Lo malacostumbré y más siendo mujer, porque normalmente siempre era el deporte masculino el que destacaba. Parecía que ganar era lo normal, pero cuando perdía pues obviamente también te daban. Después han salido y salen jugadores excelentes y espero que eso continúe.
¿Entiende que haya jugadoras que llega un punto en que digan que están cansadas y quieran hacer otras cosas en su vida?
Claro, llega un momento en que el deportista se tiene que retirar. Cada uno sabe cuándo es el momento, cada uno lo hace de una manera. Cuando llega ese momento acaba una etapa pero empieza otra, es normal, la vida sigue. Llega un momento en que tienes que hacer otra vida, pero es muy difícil para un deportista decir basta y nadie mejor que uno mismo para saberlo.
¿Como ve el futuro del tenis?
Tenemos buenas jugadoras, se ve en las pistas. Se ha retirado Garbiñe, pero hay un grupo de jugadoras entre la 20 y la 100. Veo bien el tenis femenino y es importante que se sigan haciendo torneos, como este de Lleida, porque jugar en casa también ayuda mucho. Yo también empecé con un wild card en un torneo de Barcelona. Yo lo veo muy bien y espero que se siga trabajando para que sigan saliendo jugadoras.
¿Ve hoy a los jóvenes y las jóvenes tan dispuestos a sacrificarse como eran ustedes?
Ser deportista de élite la gente piensa que es muy fácil y no es nada fácil, hay que renunciar a muchas cosas. Muy pocos llegan. El camino es muy largo y yo conozco compañeros que se han quedado por el camino. Hay que tener mucha disciplina, fuerza de voluntad y sacrificar muchas cosas que en nuestra época quizás éramos más capaces, mientras que ahora parece que tiran la toalla más rápido, ¿no? No quieren perder esa juventud y eso depende de cada uno. Para los jóvenes hoy en día, pues quizás es más difícil, pero está claro que para llegar hay que dedicarse al cien por cien.