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El ICG Força Lleida, tras la estela del histórico Caprabo Lleida y el histórico ascenso a la ACB del 2001

Hace 23 años Lleida alcanzó la ACB, el hito más grande solo superado por el ascenso de la desaparecida UE Lleida a Primera división ocho años antes, en 1993. Fue casi por casualidad, con un equipo mezcla de veteranía y juventud que hizo del colectivo su fuerza, una situación muy parecida a la que está viviendo ahora el ICG Força Lleida.

Roger Grimau va deixar el club al final de la segona temporada ACB per anar al Barça.

Roger Grimau dejó el club al final de la segunda temporada ACB para ir al Barça. - SEGRE

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La trayectoria del ya desaparecido Lleida Bàsquet y el actual Força Lleida comparten caminos muy parecidos. El club que presidió Ferran Vidal durante los casi 15 años que estuvo activo (la temporada 2009-2010 no compitió), primero como Lleida Basquetbol, nombre que recuperaría en sus últimas campañas en LEB Oro, y luego como Lleida Bàsquet en su etapa ACB, ya transformado en SAD, irrumpió con fuerza en la segunda categoría estatal, quedándose a las puertas del ascenso en su primera tentativa –cayó en el quinto partido del play off en Alicante– y logrando el ascenso, que no entraba en los planes, en la segunda, ganando el cuarto duelo de la serie semifinal en Manresa, por entonces liderado por Andrés Nocioni.

El Força Lleida, por su parte, que nació el verano de 2012 de las cenizas del Lleida Basquetbol, que un año antes había reflotado Edu Torres, ha sido una montaña rusa durante sus doce temporadas de historia, consumando en dos ocasiones el descenso, ambas evitadas en los despachos. 

La última fue antes de la llegada de Gerard Encuentra al banquillo, una apuesta del ya entonces presidente Albert Aliaga que cambió por completo el presente y el futuro del club, que se codea ya con los grandes de la categoría. Tres temporadas seguidas clasificándose para el play off y dos en la Final Four, logrando 22 victorias las dos primeras campañas y la friolera de 26 esta presente, destrozando todos los récords del club en busca de volver a vivir un sueño.

Pero si algo comparten aquella plantilla que subió en 2001 y la actual es que eran y son un equipo. Esa es su fortaleza, un grupo unido, sin estrellas ni egos. 

Dos de los artífices de aquel ascenso con el Lleida Bàsquet, Manel Bosch y Jaume Comas, ven muchas similitudes entre los dos conjuntos. “Entonces el referente era el equipo y ahora pasa lo mismo”, apunta el de Torrefarrera, que destaca “el buen rollo que teníamos en el vestuario, donde no había egos. Un día uno jugaba menos, o perdía protagonismo, pero todo eso la gente lo sabía gestionar muy bien”, señala. Bosch, que fue pieza clave en el play off ante el Manresa por su defensa sobre Nocioni, está convencido de que el Força Lleida puede dar la campanada. “Estos tíos creen que pueden subir, están convencidos de ello. No sé si subirán porque, evidentemente, estamos hablando de rivales que tienen mucho más presupuesto, como Estudiantes o San Pablo, pero al final es un partido y todo puede pasar. Todo está muy abierto”, reconoció el ahora agente de jugadores, quien recuerda aún el ascenso en Manresa. “Recuerdo que lloré de emoción. Con el tiempo te vas dando cuenta de lo que logramos fue muy grande”, apunta.

Jaume Comas, por su parte, también cree que el equipo que él dirigía en la pista junto a Albert Oliver se parece en cierta manera al actual. “Todos están jugando muy bien y muchas de las victorias son de equipo, corales. Mayoritariamente toda la plantilla suma y eso se parece un poco a lo éramos nosotros”, señala el de Premià, que cree que San Pablo y Lleida, que se miden en semifinales, son los equipos que llegan en mejor forma a esta Final Four. 

“Son los dos que están en su mejor momento y que han resuelto sus eliminatorias con un 3-0. El Burgos pasó por un bajón, pero ahora está como una moto, y el Lleida lleva un porcentaje de victorias inhumano. A un partido puede pasar cualquier cosa”, señaló. Sobre el ascenso que vivió en 2001 reconoce que “cuando me preguntan cuáles son los momentos más importantes de tu vida deportiva, está claro que el ascenso a veces pasa por delante de algún otro título, porque fue una experiencia inolvidable. Me gustaría que subiera”, asevera.

El sueño duró cuatro años, con momentos memorables y un triste final

El ascenso del Lleida Bàsquet a la Liga ACB fue tan meteórico como lo fue su descenso. Después de recalar en la mejor Liga del mundo, un éxito que Lleida vivió por todo lo alto, y construir un pabellón de más de 5.000 espectadores en tiempo récord –se inauguró sin estar del todo acabado–, el Caprabo Lleida debutaba en la ACB ante todo un Barça. Los éxitos continuaron y el equipo hizo aún más grande su gesta al convertirse en el primer equipo en la historia de la ACB que se clasificaba para disputar el play off por el título en su primera temporada en la Liga, honor que lograría después de ganar a todo un Real Madrid en la última jornada. Esta clasificación otorgaría, además, el pasaporte para jugar al año siguiente en Europa. 

El conjunto dirigido por Edu Torres escribía la temporada siguiente, la 2002-2023, otra página histórica al ser el primer equipo leridano –semanas después lo haría el Llista de hockey– en debutar en una competición europea, la ULEB Cup. Su debut fue, además, en la pista mítica, la del Varese, un tanto venido a menos pero que había sido pentacampeón de Europa en los 70. 

Llegó hasta los cuartos de final y en la Liga se quedó a las puertas de entrar otra vez en el play off, vapuleando al Real Madrid, al que dejaron por primera vez en su historia fuera de Europa, si bien meses después pudo enmendar el fracaso gracias a una invitación. La temporada concluía, además, con dos malas noticias, la retirada definitiva de Manel Bosch, que pasaba a ser el secretario técnico, y la marcha de su estrella, Roger Grimau, al Barça, que abonó los 600.000 euros de su cláusula de rescisión.

La línea ascendente que estaba teniendo el Lleida Bàsquet empezó a torcerse en su tercer proyecto en la máxima categoría. El salto de calidad que hizo el club con fichajes de renombre y con fichas muy altas fue el principio del declive del equipo que, antes de la primera vuelta, ya vio la destitución de Edu Torres (tras cinco campañas) sustituido por Asa Petrovic, que logró salvar al equipo en la última jornada. Lleida se despediría de la Liga ACB en una temporada 2004-2005 nefasta, con otro relevo en el banquillo (Paco García por Petrovic), el segundo en menos de un año, y utilizando hasta 21 jugadores a lo largo de la competición. Al final descendió a la LEB, donde el club, ahogado por las deudas, acabó desapareciendo.

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