Grimau, Bordas, Comas... ¡Así te explicamos el ascenso del Lleida Basquet a la ACB!
Ya somos ACB!!! Así titulaba el periodista de SEGRE Xavier Madrona la crónica del ascenso del Caprabo Lleida del 10 de mayo del 2001. Pero aquel ascenso no era en un play-off como los que hemos vivido los últimos años, con semifinal y final a partido único y en una sede única, sino que entonces el play-off era como los que conocemos de la liga regular de la misma ACB. Con cuartos de final, semifinales y final donde los equipos compiten para ser el mejor a cinco partidos.
Entonces, el Caprabo Lleida jugó a cuartos contra el Cajasur, que ganó por un global de 3-0. Por su parte, el Manresa ganó 3-1 el Huelva. Manresa y Caprabo Lleida jugaron una semifinal con regusto a gran final. Por una parte, para poder acceder a la gran final de la liga LEB, y por otra parte porque el ganador de aquella semifinal conseguía el ascenso directo a la liga ACB. Y el Caprabo fue por la vía rápida, ganando a los manresanos por un global de 3-1, con un último partido en un Nou Congost lleno hasta los topes con 5.000 almas -400 de las cuales leridanas-, que acabó 75 a 77 para los leridanos. Victoria, acceso a la final y ascenso al ACB. Y euforia.
El Lleida de Edu Torres en el banquillo y Ferran Vidal a la presidencia saltó al campo con un quinteto ya histórico. Roger Grimau, Modderman, Bosch, Oliver y Cuthrell. Y también jugaron Comas, Alzamora, Mario García y Capdevila. Y mientras tanto, en Lleida más de 2.000 personas veían el partido en el pabellón Once de Septiembre en una pantalla gigante que había montado SEGRE.
Pero todavía habría más celebración. El Caprabo Lleida, después de superar el Manresa llegaba a una final que jugaría contra el Granada. Y la ganaría. Título de campeonato de la LEB, pero el premio gordo ya se había conseguido, a semifinales y contra el Manresa.
La crónica de Xavi Madrona
El ACB ya está aquí. El Caprabo Lleida consiguió anoche, en una pista tan emblemática como la de Manresa, elevar el baloncesto leridano a las más altas cotas de su historia. Se ha tardado décadas a conseguirlo, pero sólo ha hecho falta un proyecto ambicioso y coherente, iniciado hace cuatro años a la Liga EBA, con el recordado equipo del Oli Baró de Maials, para dignificar un deporte que en Lleida siempre ha vivido en la sombra del fútbol. Ahora se han intercambiado los papeles. El Lleida es a Segunda división B y el Lleida Basquet, en la ACB.
La gesta histórica se forjó en un partido dramático en el Nou Congost de Manresa, donde los leridanos, con el apoyo de los cerca de cuatrocientos seguidores que no se quisieron perder este momento histórico, repitieron la gesta del martes. Los leridanos, a pesar de tener el factor pista a favor, no esperaron al quinto partido y decidieron el ascenso en una pista mítica del baloncesto catalán. En Lleida, centenares de leridanos que abarrotaron el pabellón Once de Septiembre vibraron con la misma intensidad siguiendo las imágenes del partido a través de la pantalla gigantesca instalada por SEGRE.
Al final del partido, lágrimas entre la afición y entre los mismos jugadores, que se fundieron en múltiples abrazos con los fieles seguidores a la pista, para celebrar este momento histórico. Nacido del seno del colegio Maristes, el club Lleida Basquet ha llegado a este éxito histórico después de andar con paso firme y ambicioso desde que Ferran Vidal tomó las riendas de la entidad.
Este joven agente de seguros se propuso primero entrar en el recién creado Lliga EBA, una especie de Segunda B del baloncesto en aquel momento, en una decisión en que contó con el apoyo de muy pocos. Vidal decidió entonces crear su propio club y desvinculó de Maristas. Allí nacía el Lleida Basquet. Dos años a la categoría con el mismo patrocinador, Oli Baró de Maials, y un técnico joven y trabajador como Pere Romero sirvieron para afirmar las bases de lo que sería después el boom del deporte de la canasta en la ciudad.
Pero el impulso definitivo llegaría hace dos años con la inscripción a la Liga LEB, antesala de la máxima categoría. Con mucha ilusión en la directiva y un patrocinador potente como Caprabo se confió el equipo a Edu Torres, un experimentado técnico que había triunfado en el Andorra. Aparte de la extraordinaria tarea deportiva, el gran mérito de Torres es que ha sabido hacer a un equipo muy competitivo con jugadores catalanes. Ahora, falta un pabellón y varios centenares de millones, pero con la ilusión y ambición de este club nada es imposible.
El ascenso llegó a los minutos finales
“Sí, sí, sí, el ACB ya está aquí”, gritaban enardecidos los cuatrocientos seguidores leridanos que acompañaron el Caprabo anoche hacia la gloria. El Nou Congost de Manresa, una pista emblemática que no hace mucho vio ganar una Liga y una Copa el mismo año, tuvo que rendirse ayer a la evidencia: el Caprabo Lleida, el hijo rebelde, le robó el ascenso a la máxima categoría del baloncesto español.
Si alguien dudaba que el tercer partido (el del martes pasado) era el enfrentamiento clave de la eliminatoria, ayer quedó patente que era así. El Caprabo salió a la pista con el mismo punto de tensión que el Manresa, pero sin esta presión que como se vio después resultó fatal para los locales.
El Caprabo fue siempre a remolque del rival, con diferencias no muy amplias. Pero a la hora de la verdad un triple de Modderman desarmó a los manresanos. Faltaban cinco minutos para el final del partido y era la primera vez que los leridanos se avanzaban en el marcador, diferencia que ya no abandonaron hasta el final. El Manresa empezó el partido con rabia. Sólo le valía ganar para forzar un quinto partido, delante de un Caprabo Lleida que desde el comienzo se puso detrás en el marcador.
Pero el equipo de Edu Torres, muy concentrado en todo momento, no dejó que el rival se le fuera. La máxima ventaja al primer cuarto fue de seis puntos. Así, se llegó al final con un mínimo 17-16 para los del Bages. Los locales volvieron a abrir seis puntos de diferencia (22-16) y dispusieron de la máxima ventaja después de un triple de Burgos, que puso el 35-27 en el electrónico. Hasta aquel momento, el Caprabo no existía al perímetro. Cero triples de siete intentos lo dice todo.
Pero Oliver, a falta de 1.08 para el descanso, consiguió el primero, que dejó uno momentáneo 37-32. No obstante, el Manresa, a través de Ruf, consiguió la máxima ventaja del partido a cinco segundos del descanso, 41-32. El tercer cuarto empezó con mejor cara para los leridanos. Un triple de Jaume Comas, el segundo del equipo, dejó el marcador en 41-35, pero los locales aguantaron gracias a Singla y Braggs, que consiguieron mantener las diferencias. Pero los locales empezaron a desfallecer y uno parcial de 0-8 hizo que el Caprabo, por enésima vez, se colocara a un punto (51-50). No obstante, una vez más, no consiguieron cambiar el marcador y los manresanos volvieron a irse hasta que un triple de Roger Grimau, el tercero del equipo, dejó el partido en 57-54.
El partido llegó al último cuarto en el momento más emocionante. Y entonces el Caprabo demostró que tiene mejor equipo. Les cosas se empezaron a poner bien para los leridanos. A Braggs le cayó la cuarta personal y Montas, a falta de 7.28 para el final, dejó la pista por cinco personales y con el marcador en 61-55 para el Manresa. Edu Torres pidió un tiempo muerto que acabó de aclarar las ideas al equipo. Cuthrell hizo el 61-57 y después de recuperar de nuevo la pelota a los leridanos, Bosch hizo un triple que puso el 61-60.
El Manresa estaba tocado. Y el Caprabo supo hundirlo. Una nueva recuperación de pelota sirvió para que Modderman firmara otro triple y con el 61-63, a falta de cinco minutos para el final, los leridanos se avanzaron. Los nervios mataron el Manresa, que ya no pudo volver a recuperar la ventaja y acabó cediendo por 75-77.
Manresa lloraba y Lleida reventaba de joya. La ACB soñada durante cuatro años por fin ha llegado. Manresa, una de las cunas del baloncesto catalán, ha sido el brillante punto final a una trayectoria que este joven club ha convertido en meteórica, ya que ha llegado al punto más alto en sólo cuatro temporadas