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Emma Carrasco: “Voy a París sin nada que perder”

Emma Carrasco Cadens. La leridana de 18 años competirá en dos pruebas, los 200 y 400 estilos, en su debut olímpico y tras superar una neumonía poco antes de que tuviera que jugarse el billete

Emma Carrasco viurà la primera experiència olímpica que ja va tenir el seu pare Jordi a Sydney 2000.

Emma Carrasco vivirá su primera experiencia olímpica que ya tuvo su padre Jordi en Sydney 2000.

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En 2021 ya fue convocada con la absoluta y, por ejemplo, su padre Jordi que fue olímpico en Sydney 2000 no consiguió estar en la selección absoluta hasta que tenía 18. Y usted con 18 ya es olímpica.

Al principio todavía no era muy consciente de que me había clasificado para los Juegos, pero ahora que ya los tengo ahí mismo lo tengo más asumido.

Como decíamos su padrefue olímpico y su abuelo materno, Jordi Cadens, estuvo a punto de serlo en los de Montreal 1976 y fue director técnico de la Federación Española de Natación durante muchos años. Qué orgullo sentirán que siga la tradición familiar

Sí, al venir de familia yo creo que estaba predestinada a ser nadadora (ríe). Creo que a todos de mi familia les cayó alguna lagrimita cuando me clasifiqué. Al final toda la familia vendrá a París a verme y estoy muy contenta.

Hay que destacar, además, que se ha clasificado para dos pruebas, los 200 y los 400 estilos. ¿Con qué objetivo va a París?

Sí, muy contenta y orgullosa. Como es mi primera experiencia olímpica y soy aún muy joven voy con el ánimo de que no tengo nada que perder. Tengo todavía mucho margen de mejora, así que quiero aprender de vivir esta experiencia.

Cuando se alcanza el éxito como una clasificación olímpica la gente se olvida de que detrás hay muchas horas de trabajo y mucho sacrificio.

Sí es verdad que a veces salen imprevistos que no puedes controlar y que se han de afrontar y debes adaptarte si quieres conseguir tus objetivos. Por ejemplo, justo después de la Covid, decidí dar el salto en mi carrera, empecé cuarto de la ESO y me dije creo que ahora es el momento de entrenar un poco más para poder optar a ir a competiciones internacionales y mejorar a nivel de rendimiento. Y claro, fue un poco duro los primeros momentos en el CAR de Sant Cugat porque íbamos con mascarillas y me tocó dormir sola. Los primeros meses fueron complicados pero luego ya me encontraba como en casa.

Hablando de momentos duros, este año lo ha sido especialmente por la enfermedad que sufrió poco antes de tener que jugarse la clasificación olímpica.

Bueno, la gran mayoría de los meses todo fue superbien y estuve entrenando muy bien, pero es verdad que cuando quedaba un mes para el Open de Mallorca (donde se jugaba el billete olímpico) me puse enferma estando en una concentración en altura. Pillé una neumonía, se complicaron las cosas y tuve que parar unos diez días, luego sufrí una pielonefritis (infección urinaria) y tuve que parar una semana más.

Y en esos momentos, después de trabajar duro durante toda la temporada, ¿qué le pasó por la cabeza?

Lo primero que pensé cuando estaba en el hospital es que se me vino el mundo abajo porque son cosas que no puedes controlar. A ver, tenía fe en que todo acabaría superbien pero claro, dudas de si llegarás a tiempo después de haber trabajado tan bien durante toda la temporada. Veía que tenía el objetivo olímpico prácticamente hecho y sabía que lo podía conseguir, pero en esos momentos en el hospital, claro, me hicieron dudar porque no sabía cuánto tiempo tendría que estar parada. Pero tengo que decir que los médicos trabajaron de forma espectacular, me hicieron un planning especial buscando la mejor opción para llegar en las mejores condiciones físicas posibles al Open y esto en muy poco tiempo.

Son momentos que, buscando el lado positivo, curten a una persona siendo tan joven. ¿Le ha hecho más dura a nivel psicológico?

Sí, son cosas que te pasan en la vida que te hacen crecer personalmente y te hacen más fuerte. Y si al final logras una clasificación olímpica después de todo lo que ha pasado pues la satisfacción es mucho más grande y te da una confianza que dices, ostras, si lo he podido conseguir pasando por todas estas circunstancias, cuando todo vaya bien rendiré aún más.

Y luego están las concentraciones. ¿Hasta qué punto se extraña la familia?

Siempre que voy a concentraciones, a veces largas de hasta tres semanas, el sentimiento de añoranza es más intenso y lógicamente siempre gusta tener cerca a la familia, los amigos, la pareja.. Sí se extrañan, claro.

Teniendo el inicio de los Juegos aquí mismo, ¿cómo es la planificación respecto al resto de la temporada en cuanto a entrenamientos?

Pues no se hace nada diferente de lo hecho hasta ahora. Al final, nos dicen que los Juegos Olímpicos es una competición de estímulos mucho más grandes porque es cumplir un sueño, pero al mismo tiempo no deja de ser una competición más. Ahora estamos bajando el volumen de metros en los entrenamientos. También hacemos más descanso, aunque mantenemos la intensidad en algunas cosas y sí que a nivel psicológico se ha de estar bien preparado. Hay que afrontar los Juegos con ganas y con ilusión, pero debemos mantener las emociones estables para llegar a competir en las mejores condiciones. Tenemos, además, la psicóloga de la selección a la que podemos recurrir.

Está estudiando precisamente psicología. ¿Puede compaginar bien los estudios con la natación?

Sí, lo hago online y me permite compaginar estudios con entrenamientos y vida social.

Esta temporada ya no ha tenido a su entrenadora Lourdes Becerra al lado, puesto que está entrenando con el británico Ben Titley (Head coach RFEN del Centro Nacional de Entrenamiento de Sant Cugat). ¿Qué ha cambiado en el día a día de Emma Carrasco?

Me ha permitido ser más independiente, más autónoma. Es un grupo diferente, más enfocado en la calidad, en velocidad y en explosividad y no tanto en el trabajo aeróbico.

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