El Sícoris vibra con Saúl

“Me siendo muy orgulloso, por tener la sección de piragüismo que tenemos en Sícoris, orgulloso de nuestra gente y sobre todo por Saúl Craviotto, que lleva el nombre de Lleida por todo el mundo”. El presidente del Sícoris Club, Eduard Abella, estaba feliz a la conclusión de la final, aunque admitía que “hemos sufrido un poco” y destacaba el hecho histórico que suponía que el piragüista leridano se conviertiera en el deportista español con más medallas olímpicas: “Esto no había pasado nunca y lo celebro por Lleida y por el Sícoris y por el esfuerzo que hace la gente de esta sección”.

Como en anteriores citas olímpicas, las instalaciones del Sícoris Club reunieron a numerosos socios del club delante del televisor. Fueron pocos a ver la semifinal, probablemente por el convencimiento de que el leridano y sus compañeros estarían en la final. Entonces sí, en el momento decisivo se reunió más gente, aunque no tanta como en otros Juegos. “Otras veces se ha reunido más gente, pero la cercacía con París ha hecho que bastantes socios y especialmente su familía se hayan desplazado a ver la competición”, explicaba Josep Miralles, responsable de la sección que cuenta “con 120 piragüistas federados”.No estaban en París, pero los seguidores reunidos en las instalaciones del club vibraron como si lo estuvieran. Entusiasmados con la poderosa salida de la embarcación que lideró Saúl, acompañado por Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, y sufriendo cuando empezaron a ceder en los últimos 150 metros, en los que se vieron superados por Alemania, que se llevó el oro y por Australia, que fue plata. El bronce parecía saber a poco por segundos, pero era una medalla histórica, que convertía a Saúl Craviotto en el deportista español más lauredado en unos Juegos –seis medallas– y, con él, el Sícoris Club se ganaba otra página en la historia del piragüismo.“Seis medallas en cinco Juegos Olímpicos no está al alcance de cualquiera”, valoraba Miralles, quien destacaba la humildad y proximidad del deportista leridano. “Para nosotros, los mayores, es una satisfacción enorme, pero para los jóvenes es su ídolo. Ahora, cuando pueda, vendrá unos días a Lleida y como hace siempre cogerá a los chicos y chicas de la Escola y se los llevará al río a remar con ellos. Para los más pequeños eso es algo inolvidable”, añadía tras recordar la tradición olímpica de la sección: “En Roma 1960 compitió Quimet Larroya y en Atenas 2004 Damià Vindel, que fue diploma olímpico”.