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VILA-SANA

El Vila-sana, un pequeño gran club

Lo que nació como una actividad extraescolar en 2003 ha derivado 21 años después en el primer título de la historia del club del pueblo más pequeño de la OK Liga. Octavo año en la máxima categoría

Una semana plagada de recepciones ■ La plantilla del Vila-sana afrontará tres recepciones esta semana, las dos primeras mañana, una en el Consell Comarcal del Pla d’Urgell y otra en el ayuntamineto de Vila-sana, para cerrar el jueves una terce ... - CLARA LIÁÑEZ

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Xavier Pujol

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Pocos se esperaban que aquella semilla que plantaron un grupo de padres de la escuela de Vila-sana en 2003 permitiría, 21 años después, que el club de la población más pequeña (760 habitantes) de la OK Liga femenina celebrara la conquista de la Supercopa de España, el primer título de su historia logrado el domingo tras batir al Palau de Plegamans en la tanda de penaltis. “Es más que un título, es el reconocimiento a todo el trabajo que hemos hecho muchas personas desde los inicios”, aseguraba ayer Ramon Porta, presidente del club desde su creación en 2003 y uno de los padres que entonces apostaron por la práctica del hockey sobre patines como una actividad extraescolar para sus hijos e hijas.

Como todas las grandes historias, muchas nacen de la casualidad, como esta. Su protagonista fue el que por aquel entonces presidía el Club Patí Mollerussa, Manuel Rubio, trabajador de Telefónica. Un día, reparando el teléfono en casa de Ramon Porta, oyó por casualidad una conversación. “Estaba hablando con mi madre sobre qué actividad podían hacer los chavales en el pueblo para no tener que desplazarse fuera, sobre todo en invierno con la niebla. Él la oyó y nos propuso que hiciéramos hockey. ‘Nosotros os ayudamos, dime cuándo quieres empezar’. Y así comenzó todo”, explica Porta, que reconoce que los inicios fueron duros. “Entrenábamos en un almacén en lo que hoy es el pabellón que solo se abría para la fiesta mayor y que estaba lleno de polvo. Los padres teníamos que pasar la mopa”, recuerda.

“Al principio éramos muy pocos, 4 o 5, y dos eran mis hijas. Luego se fueron sumando más y dos años más tarde ya éramos una docena y pudimos crear un equipo federado. Jugábamos en Mollerussa y cada partido perdíamos de más de 20 goles”, explica Porta. Esa fue la semilla que con los años ha convertido al Club Patí Vila-sana en un referente del hockey femenino español y Europeo, no en vano ha sido subcampeón las dos últimas ediciones de la Champions. Ahora mismo cuenta con 15 equipos federados, 11 de base y cuatro séniors, tres de ellos femeninos, incluido el de OK Liga, moviendo algo más de un centenar de jugadores y jugadoras.

A finales de la primera década del 2000 se creó el primer equipo femenino en Lleida que compitió a nivel sénior, la mayoría con jugadoras menores de 16 años. “Aglutinamos a niñas de muchos sitios, de Lleida, Fraga y hasta dos de Castellón de la Plana, a las que iba a recoger a la estación de Tarragona cada día que jugábamos y dormían en nuestra casa. Al día siguiente las llevaba de nuevo a la estación para que regresaran a casa”, relata Ramon Porta, que está convencido de que este título puede ser un punto de inflexión. “Siempre pensé que algún día tenía que cambiar nuestra suerte y al final llegó. Ahora están más tranquilas, con este título se han sacado un peso de encima impresionante. Ahora hay que seguir trabajando para estar en todas las finales posibles e intentar ganarlas”, aseveró.

Dos de las protagonistas desde los inicios, sus hijas, también reconocen que ha sido una liberación. “Es el título deseado. Algún día tenía que cambiar nuestra suerte y ahora que ya sabemos lo que es ganar un título, queremos más”, señala Maria Porta. Su hermana Victòria destaca que “es el premio al trabajo bien hecho de muchos años y sabíamos que algún día tenía que cambiar la historia. Llevábamos años llegando a finales y casi siempre las perdíamos en los penaltis, pero ayer –el domingo– llegamos y lo dijimos, tenemos que cambiar la historia. El primer título lo teníamos que levantar en los penaltis”.

Tres finales perdidas, dos en los penaltis

Lo que son las cosas, el Vila-sana conquistó el primer título de su historia en los penaltis, una lotería que casi siempre le ha sido esquiva, sobre todo en una final. De hecho, en dos de las tres perdidas anteriormente había sido desde el punto fatídico, ambas la temporada pasada, frente al Gijón en la Supercopa y, la más dolorosa, ante el Fraga en la Champions. Un año antes había perdido ante el cuadro asturiano la final por el cetro europeo en Lisboa. En las ocho temporadas que lleva en la OK Liga, ha jugado cinco veces la Copa de la Reina, cayendo en semifinales en cuatro de ellas, y nunca hasta ahora se ha clasificado para la final del play off por el título de Liga.

Esperan jugar la Copa Intercontinental

El Vila-sana confía, como subcampeón de Europa, jugar esta vez sí la Copa Intercontinental, un derecho que el año pasado le arrebató la Federación Española, que otorgó el billete al Palau de Plegamans porque no había podido acudir a la edición de 2020 por la pandemia. Para ello el club ya está buscando financiación, ya que todo apunta a que se disputará en Argentina, concretamente en San Juan, lo que supondría un gasto de unos 50.000 euros.

Una masia con 14 jugadoras de 4 países

La Masia del Vila-sana ha tenido que colgar esta temporada el cartel de completo. Actualmente viven 14 jugadoras de cuatro nacionalidades diferentes, dos de ellas componentes del primer equipo, Anna Salvat y Dana Anton. Hay jugadoras procedentes de Suiza, Colombia y Chile, así como de ciudades españolas como Madrid, Pamplona y Alicante.

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