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ATLETISMO CARRERAS POPULARES

Un leridano ha corrido las 6 mayores maratones tras superar un cáncer y ser diagnosticado de esclerosis múltiple

Paró por la Covid y este año hizo dos

Enric Herrera mostrando sus seis medallas de las seis Majors.

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Completar los conocidos como ‘Abbot World Marathon Majors’, circuito que comprende las seis grandes carreras de este tipo del mundo, entre las que figuran Tokio, Boston, Londres, Berlín, Chicago y Nueva York, no es un logro al alcance de muchos. Apenas 500 corredores españoles han conseguido en su vida entrar en la meta de las seis pruebas y colgarse la medalla de las seis estrellas. Pero el logro se convierte en una hazaña si además se ha conseguido venciendo a un cáncer y tras ser diagnosticado de esclerosis múltiple. Es el caso del leridano Enric Herrera, que culminó su reto el pasado 3 de noviembre en la Maratón de Nueva York. “Mi vida cambió radicalmente en 2006 cuando recibí la noticia que nadie está dispuesto a escuchar: ‘Tú tienes cáncer’. Fue un periodo de dolor físico y emocional, pero aprendí una lección muy valiosa: la resiliencia. Me di cuenta de que incluso en mis momentos más oscuros, mi fuerza interior permanecía intacta”, explica.

Cuando Enric se recuperó del cáncer la vida volvió a golpearle de forma brutal. “En 2014 me diagnosticaron esclerosis múltiple y esta vez era una enfermedad crónica que sabes que estará contigo para siempre, afectando a tu movilidad y a tu calidad de vida. Era otro reto, otra batalla que tenía que afrontar”, recuerda.

“La vida puede ser imprevisible e injusta, pero tenemos el poder de elegir como la vivimos”

“¿Qué sentí? una mezcla de rabia, miedo y, sobre todo, incertidumbre. No sabía cómo afectaría a mi vida, pero una vez más recordé la lección que había aprendido cuando padecí el cáncer: la resiliencia. Y aquí surgió mi idea de correr maratones porque para mí era un reto que representaba más que un objetivo deportivo. Era un símbolo de mi lucha y de mi determinación por vivir la vida al máximo”, remarca.

El reto de Enric Herrera no era sencillo para cualquiera, pero es que además, en sus circunstancias, se propuso correr las seis maratones más grandes. La de Boston en 2018 y la de Berlín en 2019, pero en 2020, cuando se había inscrito en la de Chicago, la Covid frenó sus planes. En 2022 pudo, al fin, correrla, después vino la de Londres en 2023 y como quiso recuperar los dos años en blanco sin maratones, este año decidió ir en marzo a la de Tokio y este mes a la de Nueva York. “No lo hice solo para demostrarme a que lo podía conseguir, sino también para lanzar el mensaje de que las enfermedades no definen quienes somos”, asegura.

Tras comenzar en la de Boston “con muchas inseguridades, pero con una determinación incuestionable”, tal como reconoce, ahora la última en Nueva York le ha servido para “curarme emocionalmente” y para aprender que “la vida puede ser imprevisible e injusta, pero que tenemos el poder de elegir como la vivimos”.

“Ningún diagnóstico, ningún obstáculo, es suficientemente fuerte como para pararnos. La vida es un regalo y la forma en que la afrontamos es la verdadera medida de nuestra fuerza”, concluye.

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