DEPORTES
Final para olvidar
El Barça se deja dos puntos en Balaídos en un partido que llegó a mandar por 0-2 con goles de Raphinha y Lewandowski. La expulsón de Casadó y un gravísimo error de Koundé permitieron al Celta reaccionar y marcar dos goles en solo tres minutos
El Girona pasó por encima de un triste Espanyol y celebró un 4-1 que le sirvió para encadenar tres victorias y confirmar su mejoría. Miovski, autor de un doblete, Bryan Gil y Krejci marcaron, durante la primera media hora, los goles del tercer triunfo consecutivo, mientras que Puado, en la segunda mitad, logró el tanto del honor para los blanquiazules. El equipo de Manolo González, antepenúltimo en la clasificación, sigue en caída libre.
La abismal diferencia entre ambos equipos se evidenció nada más empezar el partido, y el Girona solo necesitó 4 minutos para plasmarla en el electrónico. Miovski asistió a Bryan y este corrió solo hacia el área sin que ningún defensa le molestara hasta plantarse en la frontal. Desde ahí batió a Joan García con un disparo ajustado al palo (1-0). El dominio era absoluto y el partido era un monólogo del Girona, muy superior, tanto que el 2-0 era inevitable. Bryan Gil persiguió una pelota dividida con muchas más ganas que su marcador y envió un pase de la muerte al área pequeña para que Miovski anotara su primer gol. El segundo tanto del macedonio llegaría solo 5 minutos después, cuando la afición blanquiazul ya acusaba a los jugadores de “mercenarios” y pedía la “dimisión” de la directiva. Bryan Gil, asistido por un Miguel Gutiérrez excelente, volvió a poner un balón al área pequeña y Miovski, de nuevo libre de marca, pudo marcar el 3-0 a placer. En el minuto 27, Krejci acabó de sentenciar el encuentro. Van de Beek prolongó un córner en el primer palo y el central checo consiguió el 4-0.
El partido siguió el mismo guión al comenzar el segundo tiempo, pero el gol fue visitante, obra de Puado a los 55 minutos, con un chut raso que superó a Gazzaniga. El 4-1 fue más una anécdota que el inicio de una reacción. El Girona comienza a ver la luz al final del túnel. Míchel recuperó a un total de 8 jugadores para recibir al Espanyol.
Al final pudo saborear con tranquilidad una victoria en el derbi catalán que sirve a los gerundenses para afrontar con confianza la ‘final’ contra el Sturm Graz en la Liga de Campeones.
El Barça se dejó ayer dos puntos en Balaídos después de que el Celta levantara un 0-2 en la recta final, cuando los azulgranas jugaban con un futbolista menos por la expulsión de Marc Casadó por doble amarilla. El equipo de Hansi Flick firmó otro gris partido para alimentar sus dudas sobre la dependencia de Lamine Yamal. Pese a todo, llegó a los últimos minutos con un cómodo 0-2 gracias a los goles de Raphinha y Lewandowski y varias paradas decisivas de Iñaki Peña. Pero la expulsión de Casadó y, sobre todo, un monumental error de Koundé en el 1-2 dieron vida al Celta, que incluso pudo firmar una épica remontada pero el portero azulgrana evitó el tanto de Borja Iglesias.
La falta de pegada fue la gran diferencia entre ambos equipos. El Barcelona, que como grandes novedades presentó la titularidad de Gavi y Gerard Martín, marcó en su primera aproximación. Mingueza calculó mal para despejar un pase largo de Koundé y ese error facilitó el golazo de Raphinha. Claudio Giráldez advirtió de que quería hacerle daño a la espalda del Barcelona y el plan del Celta funcionó. Una carrera de Moriba rompió el fuera de juego desde la zona central pero Hugo Álvarez no cerró el ataque con precisión.
El Barcelona se asomó poco por el área gallega. Un disparo alto de Casadó y un par de intentos de Dani Olmo fue el bagaje antes del descanso, al que se llegó tras un final polémico por una clara falta de Gerard Martín a Aspas que el árbitro no castigó con tarjeta amarilla. Si lo hubiese hecho, habría supuesto la expulsión del defensa, que ya estaba amonestado. Aspas protestó y Balaídos explotó contra Soto Grado. Con buen criterio, Flick retiró del campo al canterano de cara a una segunda mitad en la que el guión apenas cambió. El Celta insistió en su plan y atacó los espacios que ofrece la adelantada defensa del Barcelona.
La dinamita que no tuvo el equipo celeste la exhibió el conjunto de Flick. Su primera llegada de la segunda mitad fue otro gol. Raphinha robó un balón a Mingueza en el centro del campo, avanzó y asistió a Lewandowski, que se marchó primero de Javi Rodríguez y luego aprovechó la poca contundencia de Starfelt para plantarse ante Guaita y batirle por bajo.
Ese segundo gol no tumbó al Celta, que continuó su acoso con un disparo de Alfon y otro mucho más peligroso, tras arrancar desde el centro del campo y ganar la espalda a los defensores, de Hugo Álvarez. Solo cuando el equipo de Claudio Giráldez tuvo un pequeño bajón físico, mejoró el Barcelona y Raphinha pudo sentenciar, pero su disparo se estrelló en el poste.
El Celta revivió en los quince minutos finales. Tuvo fe en la remontada y Balaídos se animó con la expulsión de Casadó. Sin el canterano sobre el campo el Barça bajó mucho sus prestaciones y el Celta lo aprovechó. Y llegaron entonces tres minutos de locura: un gravísimo error de Koundé facilitó el gol de Alfon, y el del empate llegó poco después, con el Barcelona encerrado por un Celta que movió la pelota de izquierda a derecha hasta que Hugo Álvarez se inventó un tiro letal que empataba el partido. Aún tuvo el gol del triunfo celeste Borja Iglesias de tacón, pero Iñaki Peña lo evitó.
Mestalla rinde homenaje a las víctimas de la dana
El público del partido entre Valencia y Betis (4-2) en Mestalla rindieron ayer un emotivo homenaje a las víctimas de la dana. Unos 400 socios de las 75 localidades afectadas pudieron estar presentes gracias a los autobuses proporcionados por el club. Los 22 futbolistas y los árbitros portaron un enorme crespón negro que depositaron en el terreno de juego en memoria de los fallecidos. Después sonó el himno de la Comunitat Valenciana y los aficionados de Mestalla guardaron un silencio que terminó rompiendo una sonora ovación.
Detenidos tres fans del Madrid por insultos racistas en el Clásico
La Policía Nacional informó ayer que ha detenido a tres aficionados del Real Madrid por los insultos racistas que profirieron durante el Clásico del pasado 26 de octubre en el Santiago Bernabéu contra los jugadores del Barça Lamine Yamal y Raphinha. “Los acontecimientos ocurrieron al marcar el equipo rival un gol y sus jugadores fueron a celebrarlo a la grada. En ese momento, varios espectadores realizaron gestos simiescos, refiriéndose a dos de los futbolistas, además de proferir expresiones discriminatorias que menoscababan la integridad moral de ambos”, señala el comunicado.Los agentes arrestaron a las tres personas, una de ellas menor de edad, a mediados de este mes. Los tres detenidos, que luego pasaron a disposición judicial, están acusados de un delito contra la integridad moral. “Hijo de puta, eres un hijo de puta”, “Mena de mierda, que sois unos menas”, “Puto negro” y “Vete a vender pañuelos a un semáforo” fueron algunas de las frases que los aficionados, en particular los tres detenidos, profirieron a Lamine Yamal y Raphinha tras marcar el canterano.