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FÚTBOL

Una pasión compartida

Javi Montoli, de 49 años, y su hijo Matías, de 19, juegan juntos en el Sant Ramon. El equipo se deshizo en 2009, con el padre en plantilla, y regresó en 2023

Matías Montoli y su padre Javi juegan juntos en el Sant Ramon, de Cuarta Catalana.

Publicado por
CARMINA MARSIÑACH

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El fútbol es su pasión compartida, pero jamás se hubieran imaginado que acabarían jugando en el mismo equipo. Les separan treinta años, pero Javi Montoli, de 49 años, y su hijo Matías, de 19, son compañeros en el vestuario de la UE Sant Ramon. Javi es de Uruguay y hace 23 años que vive en Catalunya, primero en Guissona y después en Cervera. Con Sant Ramon tiene un vínculo especial y es que jugó con el equipo de la localidad desde el 2002 hasta el 2009, cuando se deshizo el club. “Había muy buen ambiente”, recuerda Javi.

En su país, jugó al fútbol profesionalmente. Con 18 años debutó con el Colón en Segunda División, pero asegura que en Catalunya no se planteó jugar con equipos de más nivel. “Donde me lo he pasado mejor jugando ha sido en Sant Ramon. Matías conoce este campo desde que estaba en la tripa de su madre, nació con una pelota debajo del brazo”, relata emocionado.

En 2009 Javi colgó las botas y se convirtió en entrenador de la Escola de Futbol Cervera durante 15 años. Allí, dirigió a su hijo en la categoría de baby y dos años en prebenjamín. La temporada pasada, cuando se enteró que el fútbol volvía a Sant Ramon tras 14 años, empezó a entrenar algunos días. “Me hacía mucha ilusión”, dice.

Matías, tras haber jugado en el Cervera, en el Tàrrega y en La Canonja, quería tomarse un año sabático de fútbol. “Mi padre me dijo: Si te haces ficha, yo me hago ficha”, explica, y así fue. Javi reconoce que se veía más fuera que dentro, pero entre todos le convencieron, y la ilusión y las ganas pesaron más.

Desde principios de temporada han jugado solo tres partidos juntos porque Javi se ha lesionado dos veces. “Pese a ello, es una gran experiencia vivir junto a él algo que hemos compartido como aficionados, como padre y entrenador y ahora como compañeros”, asegura. Matías también comparte este sentimiento: “Jugar con mi padre es muy especial, eso sí, alguna bronca le cae”, bromea, además de afirmar que quién lo sufre más es su madre, que ahora padece por los dos.

El primer gol de Matías fue muy especial. Consiguió marcar gracias a la asistencia de su padre, quien asegura que no se ve mucho más tiempo jugando, pero “seguirá dando guerra” disfrutando de la experiencia de jugar con su hijo.

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