Comienza la campaña del maíz con precios a la baja y menos cosecha

La cosecha del maíz ha comenzado esta semana en el llano de Lleida con los primeros trabajos en la zona de Linyola y unas perspectivas que vienen marcadas por una tendencia de precios a la baja que ahora no permiten al agricultor poder cubrir los costes de producción.

El presidente de la cooperativa de Linyola, Jaume Pedrós, explica que la producción también será inferior este año, sobre todo en el municipio, principalmente por culpa de la granizada de hace un mes y medio que provocó daños de hasta el 50% en algunas fincas. Esto causará pérdidas de hasta 4.500 kilos por hectárea. En el resto de zonas del valle del Ebro sin embargo, la producción será la de un “año normal” con cantidades que se sitúan entre los 12.000 y 14.000 kilos por hectárea.

Los precios del maíz se sitúan en torno a los 170 euros por tonelada, muy bajos para el agricultor

La cosecha en Linyola se ha adelantado unos 15 días frente a un año normal debido a que muchas fincas están afectadas por el granizo. “Los agricultores temen que el viento o la lluvia hagan caer las piñas”, explica Pedrós, que apunta a esta causa como el motivo principal que hará que en unos 10 días, en Linyola ya esté todo segado.

Los daños de la piedra en este municipio se sitúan entre el 50 y el 15% y eso hace que haya pérdidas que van entre los 4.500 y 1.500 kilos por hectárea.

Además, el hecho de que las cañas del maíz estén rotas hace que cueste más segar, ya que la máquina debe ir más despacio para poder recoger todo el producto.

Por el contrario, en las zonas del valle de del Ebro donde no ha habido ningún fenómeno meteorológico adverso que haya provocado daños, la producción según Jaume Pedrós será de entre 12 y 14.000 kilos por hectárea. Es la cifra de un año normal, asegura, ya que a diferencia del año pasado, que la producción mermó por culpa del calor que hizo durante el período de la floración, este año eso no ha pasado y aunque también ha hecho calor y no ha llovido, “se ha podido regar”.

En cuanto a los precios, Pedrós señala que se sitúan entre 170 y 171 euros por tonelada, una cifra inferior a los costes de producción del agricultor ya que para poder ganar “algo digno” el precio no debería bajar de 180 euros la tonelada.