Cosechar en familia el oro verde

Un centenar de personas participaron ayer en el primer día de cosecha de las olivas que dan lugar a uno de los aceites de excelencia de Les Garrigues: el Olicatessen, en Els Torms. Las dos familias que impulsan esta marca ecológica decidieron hace unos años hacer una jornada de puertas abiertas a su molino porque clientes y distribuidores solicitaban cada vez más conocer el proceso de elaboración. Familias y grupos de amigos comprobaron en una de las fincas de las 50 hectáreas que trabaja Olicatessen el secreto para que sus olivos esquiven plagas. “Nos aliamos con el ciclo de la naturaleza. En nuestras fincas no hay malas hierbas, todas son buenas. Cuando segamos dejamos en el campo los restos porque dan nutrientes a la tierra”, explica Benanci a los asistentes frente a un olivo de 400 años. “El olivo es inmortal. Rebrota tras cualquier crisis. Es un don que nos gustaría transmitir con nuestro aceite”, añade Benanci, que provoca la sonrisa de los participantes, la mayoría de Barcelona y Girona. Tras las explicaciones, llega el momento esperado por los más pequeños. Si hasta entonces se habían dedicado a hacer guerra de olivas, cuando Benanci desplega el paraguas invertido bajo un olivo, todos suben al tractor para peinar las ramas y que las olivas caigan, a través de rendijas, en un depósito. Así, la arbequina, la “arbre blanc” o la verdal, las tres variedades principales de los coupage Olicatessen, no tocan nunca el suelo. “No echamos químicos, no tocan el suelo... así que no las lavamos con agua. Eso aceleraría el proceso de putrefacción y perderíamos la esencia de verde que nos caracteriza. Las limpiamos con aire”, explica Josu, el técnico ingeniero. Los asistentes acaban en el molino viendo la molturación y degustando el primer aceite de temporada. Este año, se esperan molturar 30.000 kg de aceite, 2.000 más que la temporada anterior. El 90% de la producción se exporta a países como Japón, Taiwan, Alemania o Canadá.