BANCA ANÁLISIS
Lleida ha perdido en una década 4 de cada diez sucursales bancarias
La reestructuración del sector, con fusiones y desaparición de cajas, principal causante || Las cuatro grandes entidades tienen cerca del 90% de las oficinas
La crisis económica y la reestructuración del sistema financiero en España ha dejado en una década un drástico cambio en la red de oficinas de atención a los clientes. La provincia de Lleida ha pasado de tener 586 sucursales de bancos, cajas, cooperativas de crédito y otros establecimientos financieros en 2008 a las apenas 338 con las que cuenta en la actualidad, según los últimos datos hechos públicos por el Banco de España.
Además, nos encontramos con un fenómeno que lejos de haber terminado es un proceso que continúa abierto teniendo en cuenta que la banca a través de internet o el móvil gana adeptos, con lo que las oficinas físicas son, al menos sobre el papel, menos necesarias para las entidades financieras dado que cuentan cada día con más vías de comunicación con sus clientes a través de las nuevas tecnologías. En el último año, de hecho, la red de las comarcas de Ponent se ha reducido en 27 oficinas.
Pese a la intensidad del recorte en Lleida, ha sido aún mayor en otras provincias, que han visto perder más de la mitad de su red en una década. Son los casos de Barcelona, Tarragona, Girona o Castellón, según el registro del Banco de España que gobierna Pablo Hernández de Cos.
Las cifras de Lleida son similares a las del conjunto del Estado, donde la última década ha dejado un ajuste de oficinas de un 41 por ciento, mientras que en el caso de las plantillas el recorte se cifra en un 30,7%. Estamos hablando de la que se ha pasado de unas 46.000 a 27.000 oficinas en el conjunto de España.
En estos momentos en Lleida las cuatro entidades financieras más grandes son las que copan el mercado en la provincia. La líder es Caixabank, con sus 127 oficinas abiertas al público, seguida del BBVA, con 73; el Santander con 53; e Ibercaja, con 42.
En general en el Estado, las entidades financieras han optado por reducir oficinas que estaban muy cercanas unas de otras, especialmente cuando se han producido asunciones o absorciones de bancos o cajas. Pero destaca el riesgo de la llamada exclusión financiera en zonas más pobres y deshabitadas por los cierres.