ESNOTICIA
El cambio de hora solo supone dos euros de ahorro por cada leridano
División de opiniones entre los expertos sobre si es conveniente eliminarlo
El 28 de octubre habrá que retrasar los relojes una hora. Lo que era una rutina semestral desde los años 70 tiene los días contados porque la Comisión Europea propone eliminar este cambio horario que se fijó para ahorrar energía pero acarrea más problemas de salud que beneficios económicos, según algunos expertos, aunque otros lo defienden.
Si no es el último, será el penúltimo. Tras años de debate sobre si el cambio horario que se lleva a cabo el último fin de semana de octubre y el último fin de semana de marzo supone, realmente, un ahorro energético que compense las posibles afectaciones sobre la salud, la Comisión Europea propuso eliminarlo el pasado mes de agosto. El apoyo es casi unánime. Un 84% de los europeos y un 93% de los españoles están a favor de no tener que adelantar ni retrasar los relojes cada seis meses, aunque la opinión de los expertos varía (ver página 5). Fabián Mohedano, miembro del Consejo Asesor para la Reforma Horaria en Catalunya, subraya que en los años setenta el ahorro energético era “real”, por lo que esta medida tenía un sentido. “Pero ahora no lo tiene”, sentencia. “La luz eléctrica es lo de menos. Tenemos muchos electrodomésticos que están conectados independientemente de si hay luz solar, por no hablar de teléfonos, internet...” En la actualidad, según Mohedano, el ahorro es de tan solo “dos euros por cada catalán”. Entre 13 y 15 millones de euros. Pero no son netos. “Este cambio tiene una afectación acreditada por los médicos y los cronobiólogos sobre la población, en especial sobre los ancianos, los niños pequeños y las personas con algún transtorno psicológico que no ha sido cuantificada”. Hay que subrayar que la afectación del reloj biológico sobre las personas se estudia desde hace relativamente poco tiempo. El Nobel de Medicina de 2017 fue para Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young por sus descubrimientos sobre los mecanismos moleculares que controlan los ritmos circadianos. Oriol Verdú, presidente del Col·legi de Psicòlegs de Lleida, reconoce que se pueden tardar “entre dos y diez días” en volver a la normalidad después del cambio horario. Sin embargo, el físico de la Universidad de Sevilla José M. Martín Olalla, avisa que el debate debería abrirse sobre la necesidad de racionalizar los horarios, independientemente de la hora oficial, algo en lo que Mohedano está de acuerdo. “Tenemos varios frentes abiertos. Uno versa sobre si estamos en el huso horario que nos corresponde (ver desglose), pero es más importante dejar de ser unos extraterrestres a ojos de todos nuestros vecinos europeos y del norte de África. Nadie más come a les tres de la tarde y cena a las diez de la noche. Eso no tiene nada que ver con la cultura mediterránea”. Ni con la productividad. “Dormimos una hora menos que nuestros vecinos, tardamos una hora más en desplazarnos al trabajo y somos menos productivos”. Traducido: nuestro día tiene dos horas menos. Mohedano celebra que tanto los padres como Enseñanza se planteen erradicar el horario intensivo en la ESO para evitar que los adolescentes coman pasadas las tres de la tarde.
Otro frente abierto es si se mantiene el horario de invierno (el que más se acerca al horario solar) o se deja el de verano.