Hasta el 25% de los olivares son tradicionales en situación marginal

Entre un 20 y un 25% de los olivares españoles se cultivan bajo sistemas tradicionales y se considera que están en “una situación marginal y pueden sufrir en los próximos años, un porcentaje que puede ser similar en el caso de Catalunya”, donde Lleida y Tarragona lideran el sector. El investigador del IRTA Agustí Romero, que esta semana ha impartido una clase en el marco del master de la UdL sobre investigación en la industria agroalimentaria, explica que otro 25 a 30% de los olivares se explotan bajo el sistema tradicional pero en lo que califica como buenas condiciones. Estamos hablando de marcos que pueden ir, en general de 90 a 120 plantas por hectárea. Cerca de la mitad de la superficie apuesta por los sistemas intensivos, con entre 300 y 500 árboles por hectárea. Apenas el 2% se encuadran en el sistema superintensivo, con más de 1.500 olivos por hectárea y en Catalunya su gran mayoría se encuentran en manos de inversores importantes que cuentan con fincas de mayores dimensiones. Con todo, explica Romero, también se dan caso de productores independientes que trabajan después de manera agrupada. En estos momentos, donde se registran más plantaciones de estas características son Extremadura, Portugal y Andalucía.

Romero alerta de que en estos momentos hay plantaciones muy envejecidas y tradicionales con poco futuro. “Todo es caro (fitosanitarios, abonos...), el agricultor opta por hacer pocas cosas y el olivo es muy vecero y todo repercute en la calidad del aceite. Debemos tener en cuenta que con las técnicas de producción equilibradas podemos conseguir más calidad. Es importante regar bien, cuando el olivo lo necesita, y abonar en el momento adecuado, por ejemplo. Puedes conseguir iguales aromas y calidad en una plantación tradicional que en una plantación moderna”, añade. Pero deja claro que hay tradicionales, con olivos de más de 50 años, que mantienen un nivel productivo gracias al buen hacer de los agricultores.

El riesgo de saturar el mercado de variedades de aceite de olivaEl investigador del IRTA Agustí Romero advierte que la apuesta por olivares superintensivos tiene beneficios, pero también riesgos. La poda y recolección de la aceituna representan el 60% de los costes de producción. En el sistemas superintensivo se pueden utilizar máquinas de recogida de las olivas usadas en la viticultura, y con ello se produce un ahorro importante, explica. Pero apenas hay “tres o cuatro variedades de olivos que se adapten bien a este sistema y la arbequina es la base de la producción superintensiva, lo que comporta que en un futuro se pueda llegar a un problema de saturación del mercado”. Romero destaca que hoy el 60% de la producción mundial de arbequina se encuentra fuera de Catalunya. “Lo bueno, al mismo tiempo, es que ha puesto en nombre arbequino en el mundo”.