ECONOMIA
Jaume Saltó: «Necesitamos flexibilidad en los ERTE en favor del empleo»
El presidente de Pimec Lleida advierte que serán necesarios este año y el próximo para que la economía y las empresas puedan volver a la normalidad si no hay nuevos rebrotes del coronavirus
¿Cuál está siendo el impacto de la pandemia en la economía de Lleida?
La caída de la producción es diferente en función de los sectores y los más afectados son los que tienen que ver con el canal Horeca (hoteles, restaurantes y bares y catering) además del comercio. Fueron los primeros en cerrar y prácticamente los últimos en abrir, en especial en el llano de Lleida (con una desescalada más lenta que en el Pirineo y Aran). El hecho de que no hay habido movilidad entre las regiones sanitarias hace que el turismo no haya llegado al Pirineo. Si hablamos de producción, se está reactivando la actividad en los servicios y la construcción de obras, mientras que el agroalimentario, como sector esencial, incluso ha trabajado en buena medida más para garantizar el aprovisionamiento de las familias. La actividad se va recuperando pero con limitaciones, con personal teletrabajando en las empresas que pueden hacerlo, combinándolo con el empleo presencial, para lo que las compañías están adaptando espacios.
¿Cree que será difícil la vuelta a la normalidad?
Va a costar. Las estadísticas y diferentes expertos apuntan que la caída del PIB y el incremento del paro continuará el próximo año. Todo dependerá si hay un rebrote del coronavirus y la afectación que pueda tener. Veo empresas que tienen actividad, pero no como antes de la Covid-19. Es necesario caminar hacia una cierta normalidad y para ello, por ejemplo, la Administración deben seguir adelante con los concursos (de obras y servicios) que quedaron pendientes con la pandemia. La reactivación de los centros educativos, también, debe reactivar servicios ligados a ellos, como los catering o el transporte. Es uno de los múltiples ejemplos de adaptación, serán necesarios más profesores, pero también más autobuses para los traslados de los niños. Creo que este año y 2021 serán de adaptación a las nuevas normas en las empresas y en la economía.
¿Qué políticas considera que debería adoptar la Administración?
Tiene que aportar ayudas directas para activar el consumo. Hoy hay personas que aún tienen miedo a ir a comprar un simple par de zapatos, cuando ir a las tiendas es seguro. Debe ayudar a perder el miedo. Por ejemplo, son necesarias campañas para dinamizar y difundir el comercio o el turismo seguro, y también promocionar los productos de proximidad.
¿A la hora de incentivar el consumo, considera adecuado una reducción del IVA como ha aprobado Alemania para algunos productos durante seis meses?
Pasar al IVA reducido algunos productos podría ser una buena fórmula. El sector de la automoción, por ejemplo, plantea algún tipo de exenciones. Aunque sé que es complicado, bajar la presión fiscal a las empresas dejaría más margen para poder invertir y consumir. También serían positivas bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social y ayudas directas a las empresas para modernización y digitalización. Las líneas del ICO han ido bien para dar una salida a empresas que tenían urgencia de financiación, por ejemplo para pagar las nóminas a fin de mes, pero es necesario un mix con ayudas directas.
El teletrabajo ha puesto de manifiesto la importancia de las nuevas tecnologías.
Sí y en este campo es importante que existan líneas de ayudas a las empresas para digitalizarse. Está claro que, en los momentos del confinamiento más estricto, las empresas mejor preparadas digitalmente, con plataformas de comercio y trabajo online, son las que han respondido mejor. Además, hay que tener en cuenta que los hábitos de muchos consumidores han cambiado, con más compras en la red. Hay que aprovechar el momento para que las empresas se pongan al día, pero también es necesario invertir para que la fibra óptica llegue hasta el último rincón del territorio. Además, los diferentes gobiernos deben acelerar las inversiones pendientes, por ejemplo en carreteras.
Uno de los grandes caballos de batalla para las empresas es la morosidad. ¿En qué situación nos encontramos?
Solo con acabar con las demoras en los pagos de las Administraciones y las grandes compañías, se inyectarían 150.000 millones de euros en las empresas. Para dar una idea de la importancia, las líneas de financiación del ICO previstas ascienden a 100.000 millones en avales, en créditos que hay que devolver. Luchar contra la morosidad ayudaría mucho a una recuperación económica más rápida.
En estos momentos está sobre la mesa la posibilidad de modificar los expedientes de regulación temporal de empleo. ¿Qué opina?
Los empresarios tienen miedo a la inseguridad jurídica. No sabemos cuándo terminarán los ERTEs, a qué sectores se les pueden aplicar ampliaciones o si se podrán ajustar plantillas tras estos expedientes. En principio, está previsto que su vigencia concluya el 30 de junio, pero es difícil que el 1 de julio las empresas puedan recuperar a todo el personal que está inmerso en uno de estos expedientes. Nuestra mejor obra social como empresas es dar trabajo y que este sea lo más digno posible. No queremos despedir a nadie, no queremos perder talento. En este contexto es necesario flexibilizar los ERTEs.
¿Flexibilizar cómo?
La vigencia de los expedientes debería ampliarse y permitir que el personal se vaya incorporando a las empresas de forma paulatina, y si hace falta con jornadas reducidas, pagando el SEPE (el antiguo Inem) la diferencia hasta completar el salario. Sería una forma de que no existieran agravios comparativos entre trabajadores.