Distintivo ambiental de la Dirección General de Tráfico (DGT) en un coche
Los automóviles que funcionan con gas natural comprimido (GNC) y etiqueta Eco con acceso "privilegiado" a zonas de bajas emisiones también emiten partículas tóxicas, según un informe publicado por la federación Transport & Environment (T&E), que pide que se retiren las ayudas a ese transporte. Pese a lo que afirma la industria automovilística y gasista, según advierte esta federación europea –de la que forman parte organizaciones como Ecodes y Ecologistas en Acción–, los vehículos por gas "liberan grandes cantidades de partículas peligrosas asociadas con el cáncer, el Alzheimer y las enfermedades cardíacas y respiratorias", según este trabajo que recopila estudios científicos y técnicos recientes.
Algunas comunidades autónomas ofrecen incluso subvenciones a estos vehículos para su compra, y muchos ayuntamientos descuentos en el pago del impuesto de circulación, denuncia en una nota la federación Transport & Environment.
En cinco pruebas de laboratorio, los automóviles de GNC emitieron entre 9.000 millones y 900.000 millones de partículas por kilómetros, según el informe que también analiza furgonetas de gas, camiones y autobuses.
Los vehículos a gas emiten "un número especialmente grande de partículas ultrafinas", consideradas "las más dañinas para la salud humana, ya que penetran profundamente en el cuerpo y se han relacionado con el cáncer cerebral".
La federación denuncia que la legislación sobre emisiones de partículas resulta insuficiente, y advierte de que, al contrario de lo que sucede con los vehículos diésel y gasolina, para los vehículos de gas "no existe regulación del número de partículas (PM)".
Según Isabell Büschel, directora de T&E España, "la industria del gas convenció a los legisladores de que los vehículos a GNC eran la solución a nuestros problemas de calidad del aire, pero en realidad, son cualquier cosa menos vehículos de bajas emisiones".
En su opinión, desprenden partículas tóxicas como cualquier otro motor de combustibles fósiles y "deberían estar prohibidos en las zonas de bajas emisiones de nuestras ciudades. El compromiso de España con la neutralidad de carbono erosiona cualquier justificación para mantener tanto los incentivos fiscales como los incentivos a la compra". Según T&E, los vehículos a GNC también liberan grandes cantidades de amoníaco que, a su vez, contribuye a la contaminación por partículas.
Las pruebas en carretera sobre el último estándar de automóviles y camionetas que funcionan con este gas demostraron que pueden emitir hasta 20 mg/km y 66 mg/km de amoníaco, respectivamente, pese a que, en la actualidad, los automóviles y las furgonetas no están sujetos a un límite de emisión de amoníaco, advierte la federación.
Por otro lado, según el informe, el uso de gas fósil en los automóviles es tan nocivo para el clima como la gasolina o el diésel, de acuerdo a la evidencia científica.
Según Mónica Vidal, directora de políticas públicas y gobernanza climática en Ecodes, "los coches a gas y otros vehículos a GNC no tienen beneficios para el clima y contaminan el aire que respiramos. Los gobiernos deben centrarse en el transporte sin emisiones y dejar de gastar dinero público precioso en infraestructura de gas y exenciones de impuestos para el gas fósil ".