SERVICIOS FINANCIEROS
Problemas del comercio para ingresar efectivo en bancos
Comertia califica el servicio de “deficiente e inseguro” || Recuerda que muchas personas siguen pagando con dinero
La asociación empresarial catalana Comertia critica las dificultades con las que los establecimientos comerciales se han encontrado en los últimos meses para ingresar dinero en efectivo en los bancos, que ofrecen “un servicio deficiente y del todo inseguro”, según denuncia.
En un comunicado, la asociación de empresas familiares minoristas censura que las entidades financieras ya no aceptan efectivo a través de la ventanilla ni dejen ingresar billetes grandes y monedas en los cajeros, permitiendo solo hacerlo pidiendo cita previa “en un horario específico y limitado y (teniendo que) esperar en la calle entre un cuarto de hora y media hora para ser atendidos”. Añade además que tienen que afrontar problemas de seguridad al tener que estar en plena calle con dinero en las esperas o a la hora de hacer operaciones en los cajeros.
El comercio pide “un servicio básico, operativo, de calidad, con seguridad y horario amplio”
Ante esta situación, los establecimientos comerciales reclaman a los bancos que faciliten el ingreso de efectivo en sus oficinas, “dando un servicio básico, operativo, de calidad y con seguridad” y ofreciendo un horario amplio, que se adapte a las diferentes necesidades.
En esta línea, recuerda que “todavía hay un elevado porcentaje de clientes que pagan en efectivo (en los comercios), sobre todo personas mayores”. “Con la crisis que ha sufrido el comercio, suprimir el pago en efectivo no es una opción que se pueda permitir el sector”, defiende. En cualquier caso, Comertia quiere dejar claro que “no se opone a la eliminación del efectivo que persiguen las entidades financieras”, pero pide que haya “coherencia, responsabilidad y facilidad de gestión mientras los billetes y monedas sean de curso legal “.
Desde los comercios se atribuye la situación, en gran medida, a los recortes tanto en oficinas como en personal acometidos por las entidades financieras para reducir costes, una política empresarial que está repercutiendo de forma negativa en el servicio a los clientes, según fuentes del sector.