AGRICULTURA BALANCE DEL AÑO
UP denuncia el aumento de los márgenes comerciales
Durante la pandemia crece un 47% la diferencia entre el campo y el consumidor || Baja la contratación de temporeros en Lleida
El líder de UP, Joan Caball, denunció ayer que la diferencia entre el precio que paga el consumidor y lo que recibe el agricultor o ganadero por los productos agroalimentarios se ha incrementado un 47% desde marzo, coincidiendo con la pandemia y también con la modificación de la ley de la cadena alimentaria por parte del Gobierno español. Acusó a la Administración de “dejar con el culo al aire” a los productores porque la ley recoge que los precios deben cubrir al menos los costes de producción del payés, pero al no establecer oficialmente cuál es se mantienen los “abusos”. En esta línea, dijo que hay industrias que están obligando a los ganaderos a firmar nuevos contratos lácteos con condiciones a la baja y en los que además deben suscribir que se superan los costes. Considera que son necesarias medidas para evitar que la gran distribución e intermediarios “se puedan poner dinero en el bolsillo a costa de los consumidores”.
El responsable de campañas agrarias, Jaume Pedrós, explicó que la contratación en la fruta ha caído un 47% respecto al año pasado debido a la bajada de producción. Sólo se han hecho 53 contratos en origen, un 92% menos, como consecuencia del cierre de fronteras. Instó a trabajar ya en la campaña del próximo año e insistió en buscar soluciones al problema social de las personas que duermen en la calle y que no son temporeros. De nuevo se preguntó cómo pudieron llegar a Lleida en pleno confinamiento con la movilidad restringida mientras no lo podían hacer unos 2.000 trabajadores habituales de fincas y centrales que no se encontraban en el territorio al inicio de la campaña. Pedrós pidió ampliar la autorización de trabajo a jóvenes extranjeros extutelados más allá del 31 de diciembre.
Alerta por el hundimiento de precios en sectores muy ligados al consumo en la hostelería
UP afirmó que la pandemia ha perjudicado la mayoría de sectores agroganaderos, especialmente los más afectados por la prohibición de los mercados al aire libre y los que han sufrido el cierre de hostelería y restauración como el ovino y caprino, el vacuno de carne, el conejo y el sector vitivinícola.