Quejas vecinales por el cierre de sucursales bancarias en los barrios de Lleida

El progresivo cierre de oficinas bancarias en diferentes barrios de la ciudad a raíz de la reducción del número de entidades financieras genera las quejas de de las asociaciones de vecinos. En este sentido, consideran que supone tanto una degradación del servicio, especialmente para las personas mayores, y una gentrificación “innecesaria” de las oficinas que permanecen abiertas, que en algunos de los barrios más poblados no llega ni a las dos.

Así lo aseguran los presidentes vecinales de Balàfia, Cappont y La Bordeta, que afirman que, aunque no pueden hacer nada al respecto, sí quieren expresar su preocupación por el cierre de surcursales, acentuada durante los últimos meses de pandemia. “Antes en Balàfia teníamos una decena de cajeros u oficinas bancarias, pero ahora apenas hay un par, lo que provoca que muchos vecinos deban cruzar el barrio para sacar dinero o hacer una gestión a priori mínima”, lamenta el presidente de Balàfia y de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAV), Toni Baró, que recuerda que “los bancos ya han anunciado que en los próximos 2 años tienen previsto cerrar 1.000 oficinas en Catalunya”.

“No puede ser que en un barrio de 16.000 habitantes haya dos o tres cajeros, antes había el triple”

Por su parte, la presidenta de Cappont, Veni Ros, no entiende que “en un barrio en el que viven 16.000 personas haya dos o tres cajeros, es un sinsentido, cuando hace apenas cuatro o cinco años teníamos el doble o el triple”. Asegura que esto provoca muchas trabas a los vecinos, “especialmente a la gente mayor, porque muchos no saben hacer una gestión online y, si quieres hacerla presencial, o bien vas muy temprano a la oficina o haces mucha cola, cosa no muy apetecible, especialmente tal y cómo estamos ahora”. Por ello, Ros entiende que “se maltrata a los clientes, especialmente a los que llevan en la misma entidad desde hace muchísimo tiempo”, y añade que esto ha provocado que “los más mayores vayan una vez al mes a sacar dinero en lugar de cada 15 días, como hacían antes”.

Una situación que también se repite en La Bordeta, según su presidenta vecinal, Mari Carmen Guerrero, que ve el cierre de cajeros y bancos como “una falta de respeto al cliente, un descenso de la calidad del servicio y despidos masivos”. En su barrio hay “menos de cinco cajeros y es uno de los más poblados de la ciudad, hay colas para sacar dinero buena parte de la mañana e incluso para hacer algunas gestiones debes ir a unas horas concretas, es vergonzoso”.