Unió de Pagesos valora positivamente 2020 para el porcino, pero apunta incertidumbre para 2021
El sindicato expresa preocupación ante la posible entrada de la peste porcina africana y pide extremar las medidas de control
Unió de Pagesos considera 2020 ha sido un "buen año" para el sector porcino catalán, después de que hayan continuado las exportaciones en el mercado chino. Sin embargo, la pandemia y la caída de las ventas en la restauración, sumado a la detección de casos de peste porcina africana (PPA) en Alemania, han ocasionado un exceso de oferta en Europa que ha hecho caer los precios, sobre todo a partir de septiembre. De todos modos, el margen de beneficio ha sido, por término medio, de unos 20 euros por animal, similar a 2019.
Según el sindicato, las perspectivas para el 2021 son inciertas ya que se prevé un encarecimiento de los costes de producción y que la producción en China empiece a recuperarse, pero lo que realmente preocupa es la incidencia en que podría tener la entrada de la PPA en el Estado.
Unió de Pagesos ha hecho balance este viernes de la situación del sector porcino. El responsable de este sector al sindicato, Rossend Saltiveri, ha valorado que, a pesar del descenso importante del precio del cerdo a partir del marzo debido a la situación provocada por la covid-19, el precio de lonja del 2020 ha sido positivo (1,33 euros/kilo guarro vivo) todo y que un 1,2% inferior con respecto al de 2019.
Saltiveri ha apuntado que las perspectivas de mercado para el 2021 son bien diferentes respecto del año pasado. En este sentido, ha remarcado que si 2020 empezó con un precio próximo a 1,50 euros/kilo, este año el precio está alrededor de 1,10 euros/kilo. Así, ha expuesto que este año el precio está acondicionado por una serie de incertidumbres como son la propagación de la peste porcina africana (PPA), las tensiones internacionales, la evolución de la covid-19, el aumento de los costes de producción, sobre todo en alimentación, y el inicio de la recuperación de China. Unas incertidumbres en las cuales se añaden las dificultades que tiene que encarar el ganadero catalán para cumplir con las diferentes normativas de bienestar animal y medioambientales, especialmente con el decreto de fertilización.