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Restricciones hasta el 7 de febrero, que costarán unos 44 millones al comercio

El Govern ha prorrogado las actuales restricciones para frenar la Covid hasta el 7 de febrero, cuando se cumple un mes desde su inicio. La decisión ha vuelto a indignar a los sectores afectados ante la falta de ayudas y Pimec asegura que el comercio de la provincia de Lleida perderá alrededor de 44 millones de euros durante todo este periodo.

Campaña de protesta de Pimec  -  La patronal Pimec ha lanzado una campaña en toda Catalunya para denunciar, a través de carteles en los establecimientos, la afectación de la pandemia en los lugares de trabajo y en los ingresos. Asegura que las  ...

Campaña de protesta de Pimec - La patronal Pimec ha lanzado una campaña en toda Catalunya para denunciar, a través de carteles en los establecimientos, la afectación de la pandemia en los lugares de trabajo y en los ingresos. Asegura que las ...AMADO FORROLLA

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El Govern decidió ayer prorrogar las actuales medidas para frenar la expansión de la Covid otros catorce días, hasta el 7 de febrero, por lo que se mantiene el confinamiento municipal y el cierre del comercio no esencial los fines de semana. Esta decisión ha vuelto a indignar tanto al comercio como a la hostelería de Lleida, que denuncian que la limitación de su actividad no va acompañada de ayudas económicas, pero la consellera de Salud, Alba Vergés, culpó al Gobierno central de no desplegarlas. Las restricciones también incluyen la limitación horaria de la hostelería y siguen suspendidos los desplazamientos no justificados entre el Alt Urgell y Andorra.

Según argumentó el departamento de Salud en un comunicado, “hay que intentar continuar frenando la situación epidemiológica en Catalunya” y alertó de que “sigue la alta presión en los hospitales, con 2.825 ingresados y 612 pacientes en las UCI”, por lo que pidió “un esfuerzo más para frenar la curva ascendente de la pandemia”.

Denuncian que la limitación de su actividad no va acompañada de medidas económicas

Al respecto, el presidente de PimeComerç Lleida, Manel Llaràs, dijo que el sector entiende las restricciones por motivos de salud, “pero hay que tener en cuenta el impacto económico que supone, ya que los comercios ya no disponen de liquidez”. Basándose en las pérdidas del confinamiento en el Segrià en verano, Llaràs afirmó que “las medidas comportan que el comercio de la provincia deje de facturar ocho millones de euros a la semana, cuatro en Lleida capital”. De este modo, desde que entraron en vigor las medidas el pasado 7 de enero, que “quitó” un fin de semana entero de apertura comercial en plenas rebajas, Llaràs aseguró que las pérdidas a lo largo de este mes de restricciones serán de 44 millones de euros (12 de la primera semana y 8 de las tres siguientes).

“La campaña de Navidad dio un pequeño respiro, pero se han cargado las rebajas y cada vez hay más comerciantes que se plantean bajar la persiana (un 35% estaba pendiente de la Navidad y las rebajas para decidirlo) y nos piden asesoramiento sobre qué hacer con las deudas pendientes”, señaló. Al respecto, dijo que “los bancos son reacios a conceder un segundo crédito cuando todavía no se ha podido pagar el primero y las ayudas de 6 meses del ICO ya han desaparecido, por lo que se tendría que hacer algo con las deudas pendientes con las administraciones”.

Por su parte, la presidenta de la Fecom, Maria Rosa Eritja, manifestó que la situación es de “desespero”. “Lo que más preocupa es la incertidumbre y que no hay ayudas”, señaló y añadió que “muchos comercios abren con pérdidas y nos pide consejo sobre cómo continuar el negocio”.

El presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, Josep Castellarnau, admitió que afrontan la prolongación de las restricciones “con resignación” y calificó de “drama” la situación que vive el sector. “No podemos hacer más, ya dijimos al principio que nos engañaban y que no sería una semana. La última vez duró 40 días. No tenemos poder ni potestad. Nos toca aguantar y callar”, indicó. Señaló que “la sensación de impotencia es muy fuerte porque parece que los hoteleros y restauradores somos los culpables, y somos el gremio sacrificado y dejado de la mano de Dios”. Remarcó que no reciben ayudas para “pagar deudas” y dijo que ya ni siquiera pueden calcular las pérdidas y que incluso organizar acciones de protesta les supone un gasto. “Parece que las medidas están pensadas para que en la ciudad puedan vivir, pero no los pueblos. Mucha gente no puede seguir, es un drama”, sentenció.

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