MACROECONOMÍA BALANCE
El PIB catalán cayó un 11,5% en 2020 por la pandemia
El mayor retroceso registrado en una estadística oficial || Supera en 5 décimas la media estatal, según datos del Idescat
El coronavirus provocó en marzo de 2020 un parón económico.
La economía catalana se desplomó un 11,5% el año pasado debido a la pandemia del coronavirus, según señaló ayer el Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat). Esta caída supera en cinco décimas más la del conjunto del Estado y es la más importante registrada por la estadística oficial de esta institución. En febrero, el Idescat ya estimó el descenso de 2020 en un 11,4%, y ayer falicitó el dato definitivo, que resultó ser una décima superior, del 11,5%. Este ajuste fue fruto, explicó el organismo, al parón en el cuarto trimestre, durante el que la actividad, en términos interanuales, retrocedió un 9%.
Así, la caída de la economía catalana en 2020 pone de manifiesto el impacto global de la pandemia, representando el descenso más importante de la actividad registrada en la estadística oficial e implicando un retroceso equivalente al crecimiento de los últimos cuatro años. El único elemento que compensa de manera parcial el desplome del PIB, desde la óptica de la demanda, es el consumo de las administraciones públicas, con un aumento del 5,1%.
Sin embargo, la disminución de la formación bruta de capital fue de un 13,6%. En relación con el sector exterior, las exportaciones se redujeron un 22,6%.
Este dato es consecuencia de la disminución de las exportaciones de bienes y servicios, con una caída del 11,5%, y el deterioro del consumo de los extranjeros en el territorio, con un descenso del 80,1%. Aun así, la provincia de Lleida, como publicó SEGRE, logró salvar los muebles en este aspecto gracias al empuje del sector agroalimentario.
Y es que, en el conjunto de Catalunya, el sector agrario experimentó un retroceso de sólo un 2,6%, porcentaje sensiblemente inferior al de otras actividades económicas, debido a la fuerte demanda de productos alimentarios, sobre todo en los primeros compases de la pandemia. En la misma línea, la industria alimentaria se mantuvo “estable” a lo largo del año, y también la farmacéutica, lo que contrasta con la de la automoción, la metalurgia o el téxtil.
