ENTREVISTA PATRONALES
«La gente necesita las ayudas ya para poder comer y vivir»
Xavier Caufapé ha tomado el relevo de Jaume Saltó al frente de la presidencia de la patronal de pequeñas y medianas empresas PIMEC en Lleida. Su gran reto, precisamente, es continuar su trabajo, según explica en esta entrevista, donde analiza la situación económica tras un año de pandemia y alerta que las empresas más golpeadas por la Covid necesitan ayudas directas urgentes. Defiende el sector agroalimentario como uno de los puntales económicos de Lleida, al tiempo que defiende la necesidad de diversificar el riesgo económico.
¿Cuál es el primer reto al que se enfrenta como nuevo presidente de Pimec en Lleida?.
El gran reto es continuar el eficiente trabajo desarrollado por Jaume Saltó que, sin menospreciar a sus antecesores, representa un antes y un después. Puso a Pimec en el mapa de Lleida y hoy no se entiende el mundo empresarial sin la ella.
¿Cómo prevén seguir creciendo?
Debemos trabajar mucho el sentido de pertenencia a la organización, mas allá de la contraprestación de servicios que damos a los socios por sus cuotas. Pimec puede dar muchos servicios, en el ámbito laboral o fiscal por poner algunos ejemplos, pero lo importante es que los empresarios se planteen si tiene sentido que estén solos.
Debemos explorar el por qué está una empresa en Pimec y yo creo firmemente que el bien común siempre supera al individual. La forma de pensar del empresario debe cambiar y no esperar siempre algo a cambio, debe estar dispuesto a aportar.
Por ejemplo, la Fundació Pimec está tomando mucha fuerza en todo el trabajo que está haciendo en la segunda oportunidad en casos de crisis. Pero hay que pensar en estos mecanismos antes de necesitarlos.
Deberíamos trabajar en un cambio de chip. Si los empresarios viven su soledad, significa que nos estamos equivocando.
¿Cómo valoraría la situación económica de Lleida?
No se puede desligar de la situación general, que es complicada y en muchos casos dramática, pero va por barrios. Yo estoy en el campo de la sanidad y mantenemos, si no incrementamos, la actividad.
La sociedad, los ciudadanos, las empresas estamos viviendo la realidad de la pandemia, que es muy difícil de gestionar, y más con cambios continuos de opiniones al respecto. Determinados sectores como la restauración o el comercio, por poner dos ejemplos, se encuentran en una situación dramática.
Mucha gente tendrá que cerrar tras esta crisis y muchos otros reinventarse. Lo fiamos todo a las vacunas, y habrá un antes y un después.
Estamos en un momento en el que podemos valorar mejor aquello que tiene sentido y aquello que no con nuestras empresas..
Hay quien asegura que la economía y muchas empresas están dopadas, por decirlo coloquialmente, y que hay expedientes de regulación temporal de empleo que son la antesala de reducciones de plantilla.
Es cierto que sí puede existir esa situación de dopaje, por decirlo así, y es difícil saber qué hay detrás de ella. Tras la pandemia se podrá valorar y es importante que la gente hoy esté aguantando.
Los empresarios advierten que su situación es crítica, que los préstamos del ICO han servido solo para retrasar problemas y que lo que se necesita son ayudas directas que no llegan.
Primero se apostó por los créditos ICO, pero los préstamos son pan para hoy y hambre para mañana. Las empresas necesitamos ayudas directas, como han establecido otros países. España no resiste la comparación con cómo ha actuado Alemania, por ejemplo. Necesitamos ayudas más ágiles y no tener que enfrentarnos a una burocracia tremendamente lenta. La gente necesita el dinero ya para comer, para vivir. Es así de claro.
Se anunció un plan estatal con 11.000 millones de euros de dotación, de los que 7.000 serían ayudas directas que aún se esperan.
En España y Catalunya vivimos una disociación de la realidad de quienes deben tomar las decisiones y las necesidades reales que existen. El mundo de la política mantiene demasiada lejanía de quien levanta la persiana de su negocio cada día.
En este contexto, parece que los indicadores económicos de la demarcación de Lleida son, como mínimo, menos malos que los de otros territorios gracias al sector agroalimentario.
Está muy bien y es muy positivo tener un sector agroalimentario fuerte y hacer además bandera de ello. Pero Lleida debería diversificar su riesgo. Tiene muchos activos importantes a poner encima de la mesa. Hoy el conocimiento es compartido y da igual trabajar en Stanford, Amsterdam o el Pirineo de Lleida.
Pero el reto es la digitalización..
El mundo ha cambiado, y si no lo entendemos lo pasaremos mal. El paradigma hoy es hacer que pasen las cosas. Tener un gran peso del sector agroalimentario no es óbice para crecer en otros sectores. En Lleida hay grandes empresarios con grandes ideas y hay que seguir creciendo.