El coste del transporte agrava la falta de suministros a empresas de Lleida
El precio para traer un contenedor por mar desde China se quintuplica en un año
El encarecimiento de los precios de las materias primas y del transporte, sobre todo por vía marítima, está generando una tormenta perfecta que amenaza con provocar graves problemas de suministro a muchas empresas de la provincia de Lleida. Se trata de un quebradero de cabeza planetario que tiene su origen en la crisis del coronavirus, pero cuyas consecuencias se están haciendo patentes ahora con mayor intensidad. Fuentes de la Cámara de Comercio de Lleida explicaron ayer que la eclosión de la pandemia a principios de 2020 provocó un frenazo en seco de la producción mundial. Con la mejora de la situación sanitaria y la consecuente reactivación económica, China, el gran bazar de Occidente, no ha podido asumir toda la demanda. Esto, indicaron, ha empujado hacia arriba los precios de las materias primas y de los productos elaborados allí, tal como ya publicó este diario. El cobre cuesta ahora casi 7.900 euros la tonelada, unos 2.500 euros más que hace un año. Entretanto, el acero, la madera, el aluminio o los plásticos PVC han incrementado su coste entre un 30% y un 70%, según los casos.
Pero no sólo eso, sino que ha creado al mismo tiempo un cuello de botella en los puertos chinos. Este hecho, como si de las fichas de un dominó se tratara, ha comportado a su vez un encarecimiento del transporte marítimo, con contenedores que se adjudican al mejor postor. Según manifestaron desde Tassa, firma leridana especializada en tramitar operaciones comerciales internacionales, se están pagando hasta 15.000 dólares, poco menos de 13.000 euros, para hacerse con un contenedor de 40 pies que haga el viaje desde China. Hace un año, el precio rondaba los 3.000 dólares. “Puede ocurrir que sea más caro el transporte que el producto que se transporta”, señalaron, y añadieron que no hay alternativa al transporte marítimo para importar productos desde China. “El transporte aéreo es caro y no sale a cuenta”, zanjaron. Otras fuentes del sector indicaron que se ha hecho alguna importación por vía aérea, pero de forma muy puntual. Esta situación de precios altos en el transporte marítimo no tiene visos de acabar y la Cámara de Comercio espera que se alargue también a 2022.
De la saturación en los puertos se deriva otra consecuencia, que es la dilatación de los plazos de entrega de productos. Las empresas compran más caro y tardan más en recibir el pedido. Ya se está notando en la demarcación, principalmente en empresas del sector de la construcción, la automoción o electricistas con problemas de suministro de materiales. Al final, acabará por repercutir en el bolsillo del consumidor. Y es que Lleida compra a China un gran volumen de mercancías. De enero a julio, se importaron productos de este país por valor de 76.350.000 euros, cifra superior a la de 2019, último año antes del virus, según Industria. Del total, el 90% hacen por vía marítima el viaje hasta Lleida.
“Está en jaque la supervivencia de muchas pymes de la construcción”
Núria Cervós, presidenta del Gremi de Constructors de les Terres de Lleida, advirtió ayer de que el encarecimiento de las materias primas, del transporte y de la energía pone en jaque la supervivencia de muchas pequeñas y medianas empresas leridanas dedicadas a la construcción, “que han sido un tractor para la economía al no haber detenido prácticamente su actividad por la Covid”.
Cervós explicó que, desde principios del verano, los altos precios y los retrasos en los suministros están comportando “problemas muy grandes”. “Los proyectos que se redactaron antes de que se hincharan los precios han quedado obsoletos”, lamentó, e instó a las administraciones públicas a “hacer algo” para revisar los que constan en los proyectos que ya se han confeccionado, habida cuenta que la actual ley de contratos públicos no contempla la cláusula de revisión que sí que figuraba antaño en la normativa.
Cervós, además, avisó de que el encarecimiento de los costes acabará provocando que también suba el precio de la vivienda, lo que podría hacer caer la demanda. Si ello ocurriera, subrayó, se podría revertir la tendencia positiva para el empleo en este sector.