MEDIO AMBIENTE
Almendros, olivo y vides contra el cambio climático
El IRTA estudia su potencial para fijar carbono en el suelo || Un proceso que beneficia además a la fertilidad de las tierras
La agricultura puede desempeñar un papel crucial para mitigar el calentamiento planetario gracias a la capacidad del suelo y de los cultivos de fijar y absorber carbono. Así lo explica el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA), que estudia el potencial de cultivos mediterráneos como el almendro, el viñedo, el arroz o el olivo para fijar el carbono de la atmósfera en el suelo y en las estructuras leñosas. Cuanto más carbono haya en los suelos, más fértiles serán, algo que contribuirá a garantizar la seguridad alimentaria.
Las plantas absorben continuamente el dióxido de carbono generado por la actividad humana a través de la fotosíntesis y, como resultado, se produce biomasa; cuando mueren y se descomponen, los organismos vivos del suelo como las bacterias, los hongos o las lombrices de tierra, entre otras, las transforman en materia orgánica, un material rico en carbono que retiene el agua y nutrientes como el fósforo y el nitrógeno en el suelo. Se estima que los suelos agrícolas catalanes, que ocupan el 33% del territorio, contienen tanto carbono como el que Cataluña emite en 4 años. Es una cantidad significativa que aún podría ser mayor si se implantaran estrategias de fijación de carbono y mitigación de gases de efecto invernadero en las prácticas agrícolas
Algunos procesos, como incorporar restos de poda en el suelo, favorecen el poder de absorción
“Todos los cultivos absorben carbono durante el día a través de la fotosíntesis; por la noche, sin embargo, liberan sólo una parte”, explica Robert Savé, investigador emérito del programa de Fruticultura del IRTA y uno de los autores del Mapa de las reservas de carbono orgánico en los suelos agrícolas de Catalunya.
Se calcula que el olivo captura tres veces más carbono que un bosque de pino carrasco. El poder de absorción y secuestro de carbono de los suelos y cultivos se ve amplificado en función del manejo y gestión de los mismos. Entre las prácticas que favorecen el secuestro del carbono se encuentran, por ejemplo, incorporar los restos de poda o del cultivo en el suelo, o bien labrar el mínimo o, incluso, no labrar.