ESNOTICIA
«Fue la peor noticia en mis 25 años en política»
El 27 de febrero de 2002 se formó la Mesa de Reindustrialización || 4 empresas tomarían el relevo de Lear en Cervera
¿Sigue hoy la crisis de Lear? Cervera siempre ha tenido crisis por sus empresas, desde los años 70 con Iberia, 3VVV y el Sindicato, luego con Lear y luego con L’Agudana. Pero la de Lear fue la peor noticia de mis 25 años en política. ¿Se ha superado? Hicimos un buen trabajo con los sindicatos, con la Generalitat y la Diputación.
Vinieron empresas y se pactó un buen despido. ¿Se siente satisfecho? Hicimos cuanto pudimos pero las multinacionales tienen mucho poder. Lear dejó en la calle tras el cierre a 1.173 trabajadores.
De hecho, en los tres años anteriores la factoría de la Segarra ya había rebajado su plantilla a la mitad (habían sido 2.098 operarios), trasladando sus líneas de producción a otros países, lo que hacía temer a los trabajadores que tarde o temprano acabaría cerrando. Según el miembro del comité de empresa Josep Anton Rojas, “es el funcionamiento de las multinacionales”. Todo comenzó cuando Lear adquirió la antigua Mecanismos Industriales Auxiliares (MAI), que llevaba en Cervera desde 1986.
Fue en 1999 cuando la empresa alcanzó el número máximo de trabajadores. Según Rojas, se pasó de una empresa con un trato familiar a una empresa donde “solamente eras un número”. En solo 3 años, momento en que se produjo el cierre, se había relevado a la práctica totalidad de los antiguos mandos de MAI.
El primer efecto del cierre fue la movilización de los trabajadores, sindical y política. De esta manera, y para minimizar el impacto del cierre de Lear, se creó el 27 de febrero la Mesa de Reindustrialización de Lleida con presencia de los alcaldes, cámaras de comercio, sindicatos, Diputación y Generalitat. Su objetivo era dar solidez al tejido empresarial.
En el caso de Cervera se transformó a medio plazo en la implantación de Astral, que generó medio centenar de puestos de trabajo; Precon, filial de Cementos Molins, que crearía otros 20 puestos de trabajo y Cortizo crearía otros 20. Estas se han mantenido hasta hoy. Una tercera empresa, Cubigel, solo aguantó dos años, si bien consiguió generar 250 puestos de trabajo.
Además el Incasòl se quedó las naves de Lear para impulsar futuros proyectos industriales. En la actualidad están todas ocupadas.En la demarcación de Lleida, un total de 142 empresas del ámbito afectado por Lear se acogieron a las subvenciones de la Mesa de Reindustrialización, que dio de 6,8 millones de euros. Cabe destacar también que casi medio centenar de trabajadores se recolocaron en la sede de Lear en Valls, y otro medio centenar en el grupo BonÀrea de Guissona, entonces en plena expansión y con un capital humano de casi 2.000 trabajadores.
En la actualidad superan los 5.000. Fue destacable también el trabajo negociador en la reunión maratoniana de la sede de Trabajo de la Generalitat del 6 de mayo, que se prolongó sin descanso durante 16 horas, entre empresa, sindicatos y políticos. El resultado fue la negociación de un cierre favorable a nivel económico para los trabajadores, y muchos optaron por abrir su propio negocio.
La plantilla organiza un encuentro para primavera
Los antiguos trabajadores de Lear están organizando un reencuentro durante la primavera “cuando la Covid lo permita”, señala la sindicalista Rosa Palau. Inicialmente estaba previsto para el próximo 5 de marzo pero, todo apunta que la pandemia obligará a posponer la fecha. Rosa Palau comenta que hasta el momento se ha contactado con más de 300 antiguos trabajadores.
No se trata de un reencuentro sin más. Así, para Palau, “en la economía de Lleida hay un antes y un después del cierre de Lear. Fue un impacto para toda Lleida, muchos se tuvieron que marchar y muchas familias se deshicieron”.
Para Rosa Palau, Lleida no ha tenido ninguna otra empresa como Lear, que haya velado tanto por la formación de sus trabajadores y por facilitarles el trabajo “y esto generó unos lazos muy fuertes y cálidos entre la gente que trabajábamos que no olvidaremos nunca”. Para Josep Anton Gómez Rojas el cierre de Lear afectó de forma directa a muchas casas: “Nos sentíamos como una gran familia y muchos tuvieron que marcharse. Pero además fue letal para muchas pequeñas empresas y autónomos que trabajaban casi en exclusiva para la multinacional.” “Todos los (antiguos) trabajadores tenemos algo muy especial que nos une y que no es otra cosa que sentir-nos una gran familia.”