ENERGÍA CONSUMO
Topar el precio del gas o eliminarlo al calcular la tarifa, dos vías contra la subida de la luz
El sistema marginalista, que se traduce en pagar al coste de la energía más cara se presenta ahora perverso || La escalada en estos momentos, en plena guerra en Ucrania, no parece tener fin
El sistema de fijación de precios de la energía eléctrica se basa en la entrada paulatina en el sistema de los diferentes tipos de generación, con las renovables como las más baratas hasta llegar a la más cara, que en estos momentos es el gas. Cuando la curva de estos precios con los de la demanda se cruzan, da como resultado el famoso precio del “pool”. En la práctica, supone que se paga toda la energía al mismo precio, cuando poco tiene que ver el coste de producir energía con un sol o un viento gratuitos, o un gas que en el caso de Europa viene de Rusia.
En este contexto, el consejero delegado de Atlas Energía, Néstor Gutiérrez, advierte que el recibo de la luz se encamina, si no se ha situado ya, hacia unas cotas inasumibles para muchas familias o empresas, después de que el famoso precio del “pool” se está colocando hasta ocho veces por encima a los niveles de hace un año. Por ello, advierte que es necesario tomar medidas urgentes y mira hacia la lenta maquinaria de la UE y en la que además se combinan formas de pensar radicalmente diferentes. Entre las posibilidades apunta sacar el gas de los factores a la hora de establecer el precio, algo en lo que están radicalmente en contra los países nórdicos porque eliminaría la “prima” que supone el sistema marginalista para las energías renovables frente a las tecnologías más contaminantes pero que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, vaticina para abril.
Es un sistema que obligaría a compensaciones, como también lo sería topar el precio del gas. Supondría que entraría a un precio máximo en el “pool” para ajustarlo a la baja. Ahora bien, habría que cubrir la diferencia entre el coste real del gas y el que se usaría para calcular el marginalista, según Gutiérrez, a través de los presupuestos del Estado o como introducción de la diferencia en el recibo, que siempre resultaría, dice, más económico.
El consejero delegado de Atlas Energía explica que el sistema marginalista de fijación de los precios de la luz que tenemos hoy tiene una justificación clara. Se trataba de que las energías renovables, aquellas que no tienen costes de operación, que no utilizan combustibles fósiles, entraran antes que otras contaminantes a la hora de establecer la tarifa. Es un sistema respaldado por la Unión Europea con una “prima” para forzar la transición hacia tecnologías verdes.
Néstor Gutiérrez destaca que es una fórmula que no era “tan dañina” a la actividad cuando el diferencial entre el precio de la eólica o la solar e incluso la nuclear, con el de los ciclos que necesitan del gas no era brutal. Con el combustible por las nubes forzado en gran medida por el Kremlin y su guerra, las cosas cambian radicalmente. A mayor diferencia entre los precios de las renovables y el gas, más elevado resulta el precio final.
Es este contexto y ahora están ganando las renovables a costa del consumidor, explica Gutiérrez. De todas formas, recuerda que si bien no tienen coste de generación, no pagan por el sol o el viento para producir energía, se trata de instalaciones que necesitan del orden de once a doce años para cubrir su rentabilidad. En la pugna en Europa.
los países nórdicos son reacios a cambiar el sistema marginalista porque daría al traste con la política hacia una energía verde, Así, la UE se debate hoy entre luchar contra el cambio climático o urgencia económica.
Un conflicto que ha estallado con la reserva de gas europea al mínimo
El conflicto en Ucrania y la desestabilización de los precios de la energía se han producido en un momento en el que las reservas de gas europeo están en mínimos. Una situación que el consejero delegado de Atlas Energía atribuye a una mala planificación.
En la medida en la que la pandemia se iba controlando y la actividad volvía hacia niveles normales, el consumo se disparaba. Con ello, recuerda, el mercado del CO2 que se creó para desplazar al gas como fuente de generación y eliminar el carbón por ser más contaminante se ha disparado. Hoy, la UE busca cómo llegar al próximo invierno con el 90% de las reservas y dando la espalda a Moscú.