La nueva norma sobre la sal coge a los panaderos más preocupados por el encarecimiento del gas y la harina

La nueva normativa que recorta la cantidad de sal que puede llevar el pan ha cogido a muchos panaderos en un momento donde sus preocupaciones se centran en la escalada del precio de la energía y de productos básicos como la harina. Según avisa al Gremi de Flequers, algunos ingredientes se encarecieron el año pasado un 30%. Caso aparte es el de la luz y el gas, que han encadenado récords históricos en plena guerra de Ucrania. Muchos negocios afirman que todavía no han repercutido el encarecimiento en el precio final a que cobran las barras, pero no descartan hacerlo si la situación no mejora antes del verano. Desde la patronal de la industria del pan y la bollería dicen estar acostumbrados a los cambios normativos y prometen que ya utilizaban menos sal desde hace años.

A pesar de las dudas que ha generado la nueva norma sobre la sal, que fija en 1,66 los gramos que puede haber en cada 100 gramos de pan, desde el gremio avisan que el problema del sector es hoy el precio de la luz. "La energía nos afecta mucho, ya nos ha afectado, y nos afectará más", avisa el presidente del gremio barcelonés, a Jaume Bertran.

Con respecto a la nueva normativa, que entró en vigor a principios de abril después de años de moratorias, Bertran apunta que muchos hornos ya hace tiempo que aplican voluntariamente una reducción de la cantidad de sal que hasta hace unos días era sólo una "recomendación".

En su caso, alerta que lo que provoca más preocupación a los trabajadores del pan es el encarecimiento de la energía. En este sentido, avisa de que esta escalada suma dificultades a muchas panaderías que ya salieron mucho perjudicadas de la crisis del coronavirus, especialmente aquellas que más dependían de la restauración o del suministro en escuelas y hospitales.