ENTREVISTA AGRICULTURA
Teresa Jordà: «No podemos permitirnos perder ni un agricultor»
Consellera d'Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural
Acaban de anunciar cómo será el plan de ayudas por los estragos causados por las heladas d abril. Las han cifrado en 40 millones de euros, cuando el sector habla de pérdidas de al menos 400. ¿Es suficiente?.
Se han dado muchas cifras, pero los peritajes (de Agroseguro) no hablan de 400 millones. Evidentemente hay muchas pérdidas. Pese a las deficiencias del sistema, el sector frutícola es el que tiene más hectáres aseguradas y Agroseguro calcula las indemnizaciones en alrededor de cien millones.
Estas heladas son históricas, ¿las medidas también?
A principios de los años 90 hubo unas heladas devastadoras y el sector sobrevivió sin ayudas, superó la situación solo. Pero ahora la situación es muy diferente a hace décadas y para el sector llueve sobre mojado con estas inclemencias meteorológicas. Afronta un incremento de los costes de producción, desde el gasóleo a los fertilizantes, y tras campañas muy difíciles en materia de precios y resultados. Por eso hemos hecho un doble esfuerzo. Preveíamos pagar desde la Generalitat un 50% y que el Estado se hiciera cargo del otro 50%. Pero el ministerio descarta pagar a los productores afirmando que aquello que es indemnizable, al tener seguro, no es subvencionable. Por ello nos haremos cargo de todo desde la Generalitat. Con otras ayudas también demostramos nuestro compromiso.
¿Cuáles son?
Además de estas ayudas existe la línea de 40 millones en créditos bonificados para los afectados por las heladas. Hay otras articuladas por la guerra de Ucrania. Más allá del departamento de Acción Climática, hay que tener en cuenta el apoyo desde Empresa y Trabajo para que las centrales puedan presentar expedientes de regulación temporal de empleo. Se trata de que no cierre ninguna cooperativa ni central frutícola.
El plan parece pensado exclusivamente para las pérdidas producidas en el sector de la fruta de hueso. ¿Qué pasa en el caso de la manzana y la pera?
Las mayores pérdidas se concentran en la fruta de hueso, en melocotón, nectarina y paraguayos. En manzana y pera se prevén muy inferiores, pero el plan es para el sector. Nuestra respuesta en dos meses desde las heladas es muy adecuada.
Los productores están especialmente preocupados por la calidad esta campaña. ¿Qué opina?
En estas heladas tenemos que tener en cuenta otros factores además de la cosecha que se ha visto arruinada por el frío. Hay mucha gente que pensaba que podía salvar al menos una parte de su producción, pero se encuentra con una fruta de baja calidad. Es verdad. Pero el gran problema es que no tenemos fruta y los efectos para el territorio, desde el mecánico que arregla tractores a la tienda de Soses o Aitona o cualquier otra población que no venderá aquellos productos que solía comercializar cada verano a las personas que venían para la campaña. El Govern está encima de estos problemas. Hemos de ser capaces de afrontar la situación y preparar en las mejores condiciones la campaña de 2023.
¿Le preocupa que el sector pueda perder mercados, en especial de exportación, teniendo en cuenta los problemas de baja producción y de calidad mermada?
Es una preocupación. El sector, con respaldo de la Generalitat y el trabajo que hace junto a Prodeca, siempre está abriendo mercados y trabajamos día a día con Afrucat, la patronal catalana de la fruta. Pero en el sector frutícola, al final, siempre pasan cosas, no solo aquí, en Italia, en Francia o en el sur de España. Creo que los mercados están acostumbrados a estas situaciones. Lo que tenemos que explicar a los mercados es la calidad que ofrecen los payeses de Lleida, el servicio que dan las cooperativas y las centrales.
¿Temen que los daños de las heladas acaben desembocando en abandonos del sector, personas que en estas condiciones decidan tirar la toalla?
Catalunya no puede permitirse que abandone ningún agricultor o ganadero. En los últimos cuatro años en los que estoy al frente de la conselleria, toda la política que hemos llevado a cabo se ha dirigido precisamente a preservar e intentar que el sector tenga un impulso y crezca. La economía está pagando las consecuencias de la guerra en Ucrania y ningún sector se escapa. El problema es que el nuestro, el agrario, tiene un problema de renta que viene de atrás. Hemos de hacer lo imposible para que nadie abandone, todas nuestras políticas van en esa dirección.
¿Por ejemplo?
Estamos en un contexto complicado, con unas heladas con efectos que no se veían desde los años 90 y por ello desde la Generalitat hemos articulado el plan de ayudas de 40 millones. También trabajamos en otra obsesión, el sistema de seguros, clave en el momento de emergencia climática que vivimos. Dedicamos 12 millones de euros para que las primas puedan ser más asequibles para nuestros agricultores. He hablado con el ministerio, en el marco de conferencias sectoriales, y todos los territorios ven con buenos ojos la necesidad de mejorar el sistema, para ser garantía ante las inclemencias meteorológicas.
Algunas voces del sector consideran que sería más positivo apoyar económicamente que los agricultores pudieran instalar sistemas de riego contra las heladas o mallas contra el pedrisco.
Somos conscientes de la necesidad de adaptarnos y de preparar nuestras plantaciones, con apoyos en este sentido.
También se habla de la necesidad de ajustar más las producciones al territorio...
Hace tiempo que el IRTA está trabajando para ser capaces de conocer qué plantar y dónde. Debemos hacerlo de manera colectiva, hemos de ser capaces de producir de forma diversificada y adaptada al territorio.