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SANIDAD ANIMAL

Cerca de 1.500 granjas avícolas de Lleida están en alerta máxima por el foco de gripe

La provincia es una gran potencia en el sector del Estado y cuenta además con destacados mataderos || El gran miedo ahora es que el caso detectado en Arbeca se traduzca en una caída del consumo

Los equipos técnicos en el proceso de sacrificio por precaución de las 50.000 codornices de una granja en Arbeca.

Los equipos técnicos en el proceso de sacrificio por precaución de las 50.000 codornices de una granja en Arbeca.ALEX LÓPEZ/EFE

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La provincia de Lleida es una potencia en producción avícola y la detección de un foco de gripe aviar en Arbeca, declarado oficialmente el viernes, ha puesto en guardia a ganaderos e industrias. Los últimos datos oficiales de la Generalitat cifran en 1.488 las granjas que existen en la provincia, dominadas por las de gallinas y pollos, que representan 1.082. Las de pavos se acercan al centenar y son una actividad al alza y más teniendo en cuenta que en las últimas décadas ha crecido el consumo de su carne, que ha cobrado fuerza por tratarse de un producto alto en proteína y muy bajo en grasas.

Hay otras 86 de patos, 71 de codornices, 60 de ocas o 46 de perdices, además de otros tipos de aves. En total hablamos de que el sector tiene capacidad para albergar 43 millones de aves. Casi 29 corresponden a gallinas y pollos, 11,3 de codornices, cerca de dos de perdices y un millón de pavos.

Son cifras suficientemente abultadas para dar idea de la importancia de la avicultura en Lleida, que además cuenta con varios mataderos con una gran capacidad de sacrificio y son también líderes dentro del mapa catalán y estatal. Una combinación que explica que todas las miradas estén puestas ahora en Lleida justo en el momento que Europa vive su mayor ola de gripe aviar de la historia. El foco se ha detectado en una granja de 9.000 pavos de engorde que tenían 67 días de edad, pero se han sacrificado las otras dos explotaciones del mismo ganadero y una cuarta de otro avicultor, que en este caso tenía 50.000 codornices.

En total han sido 87.000 sacrificios, pese a que solo la primera de las instalaciones albergaba animales enfermos, según las analíticas oficiales. Ahora hay tres anillos de control. Los más férreos en un kilómetro a la redonda del foco (con el sacrificio de todas las explotaciones), otro hasta 3 kilómetros (con una decena) y el exterior con hasta 74 explotaciones.

Se trata de una importante parte del sector “congelada” en municipios de las comarcas de Les Garrigues, Pla d’Urgell y Urgell que, en el mejor de los casos, podrán sacar animales de las granjas, siempre con el beneplácito de veterinarios oficiales de la Generalitat, pero no reponer las bajas. De momento se ha procedido a la desinfección de granja del foco con cal para desactivar el virus y, si no se detectan más casos en 30 días, todo volverá a la normalidad.Pero el miedo llega del consumo, que reacciona muy rápido a las noticias a pesar de la prácticamente nula transmisión de este virus a los humanos. Todo aunque los expertos afirman que no hay ningún riesgo en el consumo de carne ni de huevos, en especial teniendo en cuenta los controles a los que están sometidos granjas e industrias.

Primer foco en el Estado este año tras los 37 de 2022

El de Arbeca es el primer foco que se declara en Lleida desde 2013, cuando hubo uno en Gimenells, también es el primero en Catalunya desde 2017, cuanto se detectó uno en Sant Gregori, y representa el primero del año en Estado. En 2022 se declararon 37 focos diferentes en explotaciones en granjas de Castilla-la Mancha, Castilla y León y Andalucía. Asimismo, hubo otro centenar de casos en fauna salvaje, tres de ellos en Lleida, Soses y La Seu d’Urgell.

Precisamente se apunta a la posibilidad de que el virus de la gripe, en concreto de la cepa de IAAP subtipo H5N1, llegara a la explotación de Arbeca por paja que habría contaminado algún tipo de ave salvaje. El foco se produce después de un 2022 marcado por la incertidumbre y las dificultades para el sector avícola de Catalunya. Las empresas han tenido que enfrentarse a un gran número de externalidades como la volatilidad de los precios de la energía y el incremento generalizado de los costes de producción, que ha sido muy acusado en los precios de la alimentación animal debido a la escasez de cereal y otras materias primas para la elaboración de piensos, por la guerra de Ucrania, recuerda la Federació Avícola Catalana.

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