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Las cooperativas crecen un 46% en Cataluña desde el 2016 con aumentos por todo el país menos en Lleida

El sector tecnológico es el que más se resiste a adoptar a un modelo que apuesta por una gestión democrática de la empresa

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Cataluña ha vivido un impulso del cooperativismo en los últimos seis años y ha cerrado en el 2022 con 4.600 empresas que han escogido este modelo, un 46% más que en el 2015. El crecimiento ha sido especialmente alto en Girona (+70%), demarcación con menos presencia histórica de cooperativas agrarias; seguido de Barcelona (+55%) y Tarragona (+49%). Lleida ha sido el único territorio con menos cooperativas inscritas (-6%), hecho que se explica para|por la agrupación y fusión de cooperativas agrarias para ser más viables. Los sectores que más han crecido son las de consumo (556%) y de vivienda (100%). Según el director general de Economía Social del Govern, Josep Vidal, el "principal reto" es impulsar este modelo de gestión democrática en las start-ups tecnológicas.

Según ha dicho en un encuentro con periodistas, el modelo de emprendeduría tecnológica imperante "está muy basado en el capital" y en la investigación|búsqueda de financiación vía fondo de inversión, un sistema que contrasta con el ámbito cooperativo, que "no está encontrando las herramientas ágiles de financiación para poder acceder". Por otra parte, la constitución de una cooperativa es bastante más pesada que la de una empresa ordinaria.

Vidal ha añadido que sí que hay proyectos tecnológicos cooperativos que funcionan pero se sitúan en sectores más especializados, como podría ser el energético, en el caso de Som Energia.

Precisamente, la empresa pertenece al grupo Som IT Cooperatiu, formado también por Som Mobilitat, Som Connexió o Col·lectiva't, una de las alianzas que más factura en las empresas de este ámbito. Otros ejemplos de modelos de negocio exitosos son el negocio cultural y educativo de Abacus, la Associació de cooperatives de les Terres de Lleida (Actel), Arrossaires del Delta o Plana de Vic así como SCIAS, la propietaria del Hospital de Barcelona, o Suara.

Para ordenar este tipo de empresas y otras entidades, el Govern prepara la Ley de la Economía Social y Solidaria que se ha elaborado a lo largo de los últimos cuatro años "de la mano" del movimiento cooperativista, el tercer sector, las mutualidades y la red de economía solidaria. La norma pretende definir quién podrá ser economía social y solidaria con la voluntad de "ser más", según ha detallado Vidal. Este sector de la economía representa el 2,19% de las empresas y da trabajo a 142.000 personas, con datos del 2020.

Históricamente, las cooperativas se han concentrado en el sector agrícola, pero en la última década han arraigado por todo el territorio y se han diversificado en sectores tan diversos como el comercio, la vivienda, la agricultura, la alimentación o la cultura. Muchas de las nuevas empresas cooperativistas se han fundado como cooperativas de consumo (+556%) y de trabajo (+48%), hecho que diferencia el cooperativismo catalán del de otras zonas del Estado, como el País Vasco, conocido por la cooperativa industrial Mondragón. En cambio, en Cataluña el ámbito industrial no ha conseguido desarrollar a este modelo de empresa.

El Ejecutivo ha defendido la apuesta por este modelo, que es "más resiliente" a los choques económicos y ofrecen mejores condiciones laborales a los trabajadores. Parte del impulso de las nuevas cooperativas se explica por los cambios normativos introducidos en el 2016 que permitieron fundar una de estas empresas con dos socios, en lugar de los tres que se pedían anteriormente. Aquel mismo año nacieron los ateneos cooperativos, un servicio especializado para acompañar la creación de estas entidades en la cual participan 380 organizaciones de todo el territorio. Actualmente, hay 14 ateneos repartidos por Cataluña.

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