Los elevados costes y los bajos precios han situado el vacuno de carne en números encarnados
La cotización de la paja también está golpeando con dureza el sector del ovino de Lleida
Los altos costes de la alimentación, en especial la paja, están golpeando los resultados de las explotaciones de vacuno y de ovino, dos ganaderías en las cuales el consumo de fibra es clave para el desarrollo de los animales. Por si fuera poco, la evolución de los precios en el caso de la carne de ternera está lejos de la recuperación que suele registrar después del verano.
La combinación de altos costes y cotizaciones muy alejadas de las necesidades de los ganaderos sitúa las granjas en números encarnados, según explica el presidente de Asoprovac, Ricard Godia. Afirma que el precio de la paja es hoy de 130 a 150 euros por tonelada. El año pasado, “cuando ya era cara”, se vendía a unos 70 euros, debe por encima de lo que puede ser normal.
Es un incremento muy importante en el coste de producción, si se tiene en cuenta que un ternero consume unas dos toneladas de paja a lo largo de su vida. Otras fuentes del sector alertan de que la situación es tan grave que se corre el riesgo de que ganaderos integrados acaben lanzando la toalla y cerrando explotaciones. Se tienen que hacer cargo de la granja y del cuidado de los animales, pero también del coste de la paja, lo cual puede ser insostenible. En el capítulo de precios de la carne, el mercado ha oscilado en los últimos meses. Si antes de verano eran “sorprendentemente altos”, en palabras de Godia, bajaron en pleno verano, una evolución que puede calificarse de normal.
Sin embargo, las cotizaciones no se han recuperado ahora a los niveles que se podría esperar, lo cual sitúa en la actualidad las explotaciones en números encarnados. Asoprovac, al lado de la Federación de Cooperativas
Agrarias de Cataluña (FCAC) y Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC) ya pidió semanas atrás ayuda a la Generalitat para afrontar el coste de la paja.
Sus precios también repercuten de lleno en las cuentas de los productores de ovino, cuya ganadería también requiere aportaciones significativas de fibra a la dieta. “ha habido muy mala cosecha y la sequía ha inundado el mercado de miseria”, se lamenta el presidente de la Federación de Entidades Catalanas de Ramaders de Ovino y Cabrío (FECOC), Xavier Ribera. La falta y carestía de la paja hicieron que el sector se llegara a plantear la compra de paja en zonas menos afectadas por la sequía, pero es inviable por los altos costes. “tendríamos que vender a los corderos a doscientos euros para poder costearlo”, afirma.
Valora la existencia de medidas de ayuda articuladas por la Generalitat y el ministerio de Agricultura, pero alerta de que son insuficientes. Un cordero consume en intensivo unos 250 gramos de paja y una oveja ingiere medio kilo.