Un proyecto piloto del IRTA estudia combinar la producción de energía solar con el agrícola en campos de frutales
Se han instalado placas solares en media hectárea de manzanos en Mollerussa y la iniciativa se alargará 5 años
El Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) lidera el primer proyecto piloto de energía fotovoltaica en frutales de Cataluña. Se trata de un sistema conocido como agrofotovoltaismo, que consiste en instalar placas solares a una altura elevada en campos de cultivos. La prueba piloto se ha hecho en Mollerussa y ocupa cerca de media hectárea de una explotación agraria de manzanos de las variedades golden y gala. Durante los cinco años que se alargará, los investigadores tomarán datos para ver cómo la sombra de las placas afecta a la humedad del suelo y la producción de la fruta. El objetivo es hacer compatible la producción de energía renovable con la producción agrícola. El proyecto se financia a través del Fondo Climático de la Generalitat.
El proyecto piloto instalado en la finca del IRTA en Mollerussa ocupa 2.880 metros cuadrados y evalúa dos sistemas distintos de paneles solares. Se han instalado 322 paneles fotovoltaicos a una altura de 4,5 metros con una producción energética de 165 kW. La mitad de los paneles instalados son dinámicos y se mueven a lo largo del día para aprovechar al máximo la radiación solar mientras que la otra mitad corresponde a paneles fijos semitransparentes de vidrio.
El objetivo es analizar cómo afectan a las placas en la producción de la fruta y ver si este modelo permite combinar ambas actividades. Aunque todavía es pronto para determinarlo, desde el IRTA creen que la instalación energética puede beneficiar a los cultivos. El motivo es que la sombra que crean puede ayudar a reducir la temperatura del campo y esto crea un microclima beneficioso en situaciones de calor, que es cuando el árbol sufre más estrés, ha explicado el jefe de fruticultura del IRTA, Luis Asín.
Por su parte, la directora general de Cambio Climático y Calidad Ambiental, Mireia Boya, y la directora de Agricultura y Ganadería, Elisenda Guillaumes, destacaron que la agrofotovoltesime "demuestra" que es posible combinar la producción de energía eléctrica renovable con la producción de alimentos.
El departamento ha fijado unos criterios generales para la instalación de sistemas que combinen ambos modelos. De entrada, la superficie utilizada para instalar los paneles no puede superar el 15% o el 20%, en función de los cultivos, garantizando una producción agrícola de un mínimo de un 60%.
Proyecto financiado con el Fondo Climático
El proyecto ha tenido un coste de 813.389 euros financiado con el Fondo Climático que gestiona la Dirección General de Cambio Climático y Calidad Ambiental. Este fondo verde se nutre del 50% de los ingresos obtenidos con el impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos de tracción mecánica y el 20% de la recaudación del impuesto sobre las instalaciones que inciden sobre el medio ambiente.