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LLEIDA

Tormentas de pedrisco más grande y con un poder un 25% más dañino en Lleida por el cambio climático

Consecuencias también del fin de la lucha contra el granizo 

Los efectos de una de las tormentas de pedrisco que ha sufrido la zona frutera de Lleida este verano, en este caso en una finca de manzanos. - JORDI ECHEVARRIA

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El cambio climático se está dejando sentir en las comarcas de Lleida, que en las últimas dos décadas registran tormentas de pedrisco de mayor tamaño y, además, el fin de la lucha contra el granizo se ha traducido en que tengan una mayor energía o poder dañino de entre un 20 y un 25%. Además, se ha ampliado el período de riesgo de tormentas.

Uno de los grandes peligros para los cultivos de Lleida, en especial la fruta dulce, son las tormentas de pedrisco, un riesgo que va en aumento debido al cambio climático, pero también hay que tener en cuenta las consecuencias de haber puesto fin a las medidas de lucha antigranizo, con los famosos generadores de yoduro de plata. Así lo explica el catedrático José Luis Sánchez Gómez de la Universidad de León, que el sábado ofrecerá una conferencia en la Fira de Sant Miquel, en la que analizará el riesgo de aparición de precipitaciones de piedra en Lleida, organizada por la ADV Terres de Ponent. “Ahora el número de granizadas que se registran en Lleida es menor que hace 25 años, pero son potencialmente más dañinas. Es lo que algunos han llamado la lotería del diablo. Ahora las precipitaciones de granizo pequeño son más infrecuentes, mientras que las de mayor tamaño son más habituales”, explica.

Alerta del proceso de calentamiento global y su relación con las emisiones de gases de efecto invernadero. “Aunque ahora cerráramos todos los focos de emisión de estos gases, hay que tener en cuenta que los que ya hemos emitido están activos en la atmósfera durante cincuenta años. Esto explica los efectos exponenciales que se están registrando. El impacto tiene influencia en todos los aspectos de la vida”, añade. Ese calentamiento es sinónimo de más energía en las tormentas de granizo. “Si nosotros en invierno queremos elevar la temperatura de casa en un grado y medio tendremos que gastar mucha más energía. Pues eso es lo que pasa con el calentamiento global. Damos más energía a la atmósfera y esta hace lo que le parece con ella (tormentas). Hay que adaptarse a los impactos del cambio climático al tiempo que intentamos frenarlo, pero es inevitable con el actual nivel de emisiones”. Explica que los agricultores notan el cambio climático no solo en los efectos de las tormentas, sino en la aparición y persistencia de plagas o el adelanto de las fases de los cultivos, por poner solo dos ejemplos. También confirma que se ha ampliado la que podríamos calificar como ventana temporal de las tormentas de pedrisco. En Lleida, décadas atrás prácticamente eran exclusivas de los meses de verano, los más cálidos. Ahora, indica, la atmósfera ya tiene la energía suficiente en los meses de abril o mayo. Los inviernos son más cortos, dice, el verano es más lago y aparece el famoso veroño, fechas de otoño con condiciones meteorológicas más típicas del estío. A todo esto hay que añadir el hecho de que Lleida dejó de lado la lucha contra el pedrisco con los emisores de yoduro de plata hace dos décadas, cuando la conselleria de Agricultura en aquella época eliminó su obligatoriedad. Para José Luis Sánchez fue un gran error político porque disminuía al menos del 20 al 25% la energía de las tormentas.

Yoduro de plata, seguro agrario y redes antipedrisco, 3 armas del sector

El catedrático José Luis Sánchez Gómez de la Universidad de León, que lidera un grupo referente internacional en el campo de la investigación meteorológica, tiene claro que los payeses tienen a su alcance tres armas contra los efectos del pedrisco en sus cosechas y que deberían tener en cuenta todas. Son los quemadores de yoduro de plata, el seguro agrario y las redes antipedrisco. Considera un error que hace dos décadas se acabara con la red de emisores de yoduro de plata, un sistema que destaca por el reducido coste. “Los generadores probablemente son mucho más baratos que las pérdidas de cultivos y el coste del seguro. No suele representar ni siquiera un euro por hectárea”, y hoy Lleida tiene 34.809 de manzanos, perales, nectarinos y melocotoneros. Defiende que esta lucha debe ir unida a la contratación del seguro agrario, que en Lleida tiene una gran penetración en el sector. El tercer pilar, explica, son las redes antigranizo, pero recuerda su elevado coste, que hace que para muchos productores sea inviable llevar a cabo la inversión, al menos para el total de sus fincas. La inversión puede rondar los 25.000 euros, y Sánchez recuerda que puede alterar los niveles de azúcar frente a árboles sin cubrir y que las mallas tienen una vida útil de unos 8 años. Indica que en otros países, como Francia, se apuesta por cubrir con mallas una parte de las fincas para asegurar una producción mínima para abastecer clientes, y que se combina con la lucha contra el granizo con el yoduro de plata. El vicepresidente de la ADV Terres de Ponent, Pere Roqué, destacó el trabajo de investigación de José Luis Sánchez y su equipo, que en los últimos 20 años ha analizado más de 160.000 impactos de pedrisco en los granizómetros distribuidos por el territorio. La cifra, recordó Roqué, es superior a la población de la capital del Segrià.

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