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El sector del vacuno teme pasar de beneficios a la ruina total con el pacto con Mercosur

Las consecuencias de la sequía, con el sacrificio de vacas, han reducido la oferta de animales para engorde y disparado su coste. La carne de calidad local se exporta a mercados que buscan excelencia

Robert Jaimejuan en una imagen tomada en su explotación bovina de Alcarràs. - ACN

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El sector del vacuno de carne se encuentra en una situación compleja, con unos costes de producción al alza y con un desfase entre oferta y demanda que se está traduciendo en precios que hoy por hoy dejan beneficios para el ganadero. Pero todo ello con una espada de Damocles sobre la rentabilidad de las explotaciones que se llama Pacto UE-Mercosur y que puede llevarles a la ruina, según afirma desde JARC Robert Jaimejuan.

A la hora de explicar la situación actual del mercado hay que tener en cuenta las consecuencias de la última gran sequía. La falta de precipitaciones disparó los costes de los cereales y de los forrajes, un encarecimiento que los ganaderos no conseguían repercutir en el precio de los terneros. Un contexto que llevó a muchos de ellos a sacrificar vacas. Jaimejuan aclara así el hecho de que hoy falten animales para engorde. Explica que los terneros cotizan hoy entre un 50 y un 70% por encima de hace un año, variación según se traten de animales pasteros o mamomes. Esta presión en los costes preocupa a los productores aunque una oferta inferior a la demanda sitúa hoy los precios de la carne de vacuno en niveles que otorgan beneficios al granjero. En buena parte se debe también a la demanda de países como Marruecos y otros del norte de África, además de Asia. “La carne catalana y española en general es de una calidad excepcional y por ello los mercados que buscan la excelencia están apostando por nuestra producción”, explica el responsable de forrajes de JARC.

Pero advierte que todo puede cambiar si se llega a materializar el acuerdo entre la UE y Mercosur, que califica como un verdadero “tiro en el pie” de los agricultores y ganaderos. “Será bueno para que la industria del automóvil venda coches al otro lado del charco, pero a nosotros nos puede arruinar”. Explica que ya está entrando carne de países como Argentina, Brasil o Uruguay, “pero si les quitan el 30% de los aranceles, acabará siendo una invasión, de peor calidad y con competencia desleal”. Incide en el hecho de las estrictas regulaciones, y sus consecuentes costes, que existen en Europa, mientras en los países de Mercosur juegan con otras cartas. Pone como ejemplo que la UE tiene vetada hace diez años la monensina, que sí se utiliza en los países americanos como aditivo en la alimentación de los animales para mejorar la eficiencia alimentaria.

La lengua azul, otro motivo de preocupación para el granjero

Los casos de lengua azul preocupan al sector vacuno, pero no solo por su situación a este lado de los Pirineos, sino por la evolución, por ejemplo en Francia o Chequia, donde el virus se encuentra muy extendido, según Robert Jaimejuan. La importación de animales para engorde tiene precios muy elevados por su escasez, “pero además no te llega todo lo que querrías. Cuando se hacen las analíticas a los animales, hay reses que al somerterlas a una prueba PCR dan positivo en lengua azul”. La consecuencia es que no pueden entrar en el territorio y hay granjas por debajo de sus capacidades.

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