Experiencias transitivas
Retrato de la transexualidad, una realidad tan desconocida como diversa
La normalidad es un concepto muy peligroso, cuando hablamos de personas, incluso cuando no se quieren imponer identidades excluyentes ni definir criterios socialmente aceptables o moralmente reprobables. Los sentimientos son intransferibles, pero los cuerpos quizás no son tan incuestionables como aparentan. Construcciones identitarias es un proyecto de la fotógrafa barcelonesa Mar C. Llop a través del cual documenta una realidad que forma parte de nuestra sociedad: las personas que transitan, que deciden hacer un cambio en la manera como se muestran en el mundo desde un punto de vista estético, pero a menudo también hormonal y fisiológico.
Un cambio, un tráfico, “que no ocurre obligatoriamente entre dos estereotipos únicos de hombres y mujeres, sino que abarque todo un abanico de posibilidades muy amplio”, explica a la autora. “De la misma manera que a nuestra sociedad ya no hay un referente único de la masculinidad, cuándo haces el cambio también te planteas como quieres expresar tu feminidad.”
Desde niñas de diez años hasta jubilados de cerca de setenta, el abanico de personas que han decidido transitar y compadecer su experiencia a través del proyecto de Llop es una muestra que la realidad, lejos de los estereotipos, es de una diversidad y una complejidad en constante transformación.
Damian. En esta serie el Damian se pone el Binder, una faja pesada para presionar los pechos y estéticamente reduïr el volumen
MAR C. LLOP Fotógrafa En su documentación oficial, todavía consta el nombre que le pusieron sus padres. De chico, porque tenía genitales masculinos. Hasta hace tres años era, en los ojos de todo el mundo, un fotógrafo en la frontera de los cuarenta, con pareja y una hija. De puertas afuera, sus quebraderos de cabeza se movían en el terreno profesional. De puertas adentro, vivía en un laberinto identitario emocionalmente complejo. Finalmente, decidió dar el paso de transitar hacia una feminidad explícita y asumió las consecuencias. ¿En qué momento decide dar el paso? Cuando te das cuenta de que ya no tiene ningún sentido seguir manteniendo una doble vida, viviendo a escondidas una realidad que poco a poco se impone hasta que es insostenible. Cada uno da el paso cuando realmente está preparado, cuando empieza a tener claro que la situación en la cual se encuentra no le es cómoda e, incluso, la vive con angustia. El cambio es probable que no deje indiferente nadie, sobre todo a la gente más próxima. ¿Somos una sociedad tolerante o sólo lo hacemos ver? En general, la gente lo entiende o, cuando menos, lo tolera. También es cierto que no es lo mismo la reacción de la familia, los amigos o la gente que sólo conoces de vista o de tratar por trabajo. No hay un patrón, hay que ven cómo su gente rompe los lazos y hay que mantienen la pareja. ¿Y se siente más feliz? Tampoco puedo decir que antes no lo era. Viví momentos y relaciones que me llenaron sinceramente. Lo que puedo decir es que ahora soy más clara porque no tengo que esconder una parte de mí. Prácticamente en paralelo a su tráfico, empezó el proyecto Construcciones identitarias. Sí, porque necesitamos referentes a que rehúyan los estereotipos más sórdidos. En los años ochenta, la transexualidad estaba vinculada a la prostitución o la farándula, y yo no me oía nada identificada. Aquí fotografío gente común, personas que estudian, que están en el paro o trabajan en una oficina, como cualquier otra. Quería hacer visible una realidad desconocida y romper tabúes. ¿Piensa que incomoda? Quizás sí, pero a la mayoría de la gente diría que le provoca una mezcla de interés y curiosidad que ayuda a romper prejuicios.