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ENTREVISTA

El exárbitro Xavi Estrada: “Después de expulsar a Cristiano Ronaldo estuve dos años sin arbitrar al Real Madrid”

Nacido en Lleida en 1976, Xavi Estrada decidió que quería ser árbitro de fútbol y se preparó como un deportista profesional. Escaló de las categorías inferiores hasta llegar a pitar catorce años en la Primera división de la Liga de fútbol y llegar a Champions. Después de ser apartado del terreno de juego por la querella que interpuso contra Enríquez Negreira, el Comité Técnico de Árbitros lo denigró a trabajar como árbitro VAR desde una furgoneta, situación que derivó en otro frente judicial. Acaba de publicar un libro en el que explica todo eso y más: ‘La verdad sobre el caso Negreira’’ (La Esfera de los Libros).

Xavi Estrada

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Tres pequeños tatuajes que representan la natación, el ciclismo y el atletismo, las disciplinas del triatlón, delatan por qué Xavi Estrada se mantiene en forma y no ha ganado kilos después de dejar el fútbol profesional. “Durante décadas se pensó que los árbitros no eran deportistas y por eso era un colectivo que tampoco se preocupaba por su salud. Yo ya soy de una generación que pasaba pruebas físicas exigentes.”

¿Qué lo motivó, cuando era adolescente, a ser árbitro? No participa del juego y encima se lleva todas las brocas.

Esta pregunta también me la hice yo cuando empecé. Siempre había visto la figura arbitral como alguien lejano, pero cuando empatizas con su rol, te das cuenta de que es una experiencia que te aporta muchas cosas. Está el reto personal de asumir y gestionar las circunstancias adversas que vas cogiendo en cada uno de los partidos de tu trayectoria. Trabajar las frustraciones, la resiliencia, las emociones y las derrotas.

También tiene poder sobre todo lo que pasa en el campo.

Si eres joven e inexperto, si estás solo y no tienes recursos, lo más fácil es tirar de tarjetas para imponerte a los otros. Demostrar quién manda a través de las amonestaciones y expulsiones, en lugar de buscar una gestión más inteligente con los jugadores. En cada época de la carrera vives situaciones y presiones diferentes. Al principio eres muy joven, tienes pocos recursos y estás solo en el terreno de juego.

¿Todavía son el eslabón más débil?

Es el más débil porque en un entorno con tanta presión ambiental las personas que tendrían que velar y poner mecanismos para ayudar a que su figura se preservara y respetara, que son los clubs, no hacen el trabajo. Eso hace que muchos chicos y chicas que empiezan a arbitrar, por culpa de tener malas experiencias y quizás no tener herramientas para poder gestionarlas, acaben abandonando.

Los campos del fútbol base y amateur siguen siendo de batalla.

De mis inicios hace treinta años a la actualidad desgraciadamente hay cosas que han cambiado poco. Sigue habiendo mucha agresividad y mala educación. También hay una cierta condescendencia por parte de las administraciones, las federaciones y las directivas de los clubs.

En el libro explica el nepotismo endémico del mismo Comité Técnico de Árbitros. ¿Cómo consigue un joven leridano sin ‘padrinos’ dentro del organismo hacer calle hasta llegar a internacional?

Soy el mejor ejemplo que la carrera deportiva, como la vida, es circunstancial. De mi generación hay muchos árbitros que se quedaron por el camino. Cuando decidí que quería intentar hacer carrera arbitral decidí adoptar un perfil bajo porque enseguida me di cuenta de que en Lleida había dos grupos enfrentados. En lugar de posicionar, procuré no hacer ruido y trabajar fuerte. Cuando llegué a las categorías en las que tenía que competir con el hijo del secretario técnico de árbitros la situación se complicó. Para presionarme me decían que no subiría de categoría porque la plaza ya estaba reservada. Ellos pueden influir en las evaluaciones de los partidos de su hijo, pero las pruebas físicas y técnicas en el CAR de Sant Cugat para saltar a preferente no. Cuando saltabas a la Segunda B ya empezabas a tener contacto con Negreira. Entonces es cuando me doy cuenta de que hay gente que todavía arbitra por el nombre. Hablo de colegiados como Quique Mejuto, Medina Cantalejo, Pérez Burrull, Iturralde González. Cuando en 2009 llego a Primera división era el más joven y pasaba un poco lo mismo. Ha sido el modus vivendi de unas cuantas familias que perdían mucho tiempo luchando entre ellas. La estrategia era mantener el perfil bajo y no levantar mucho la voz. Mientras no molestes te dejan pasar hasta cierto nivel. La promoción a un Mundial o a las fases finales de una Champions se deciden a dedo.

Lo que queda muy claro en el libro es el nepotismo dentro del CTA.

Cuando tú tienes responsabilidades en un organismo y con tu voto decides sobre tu hijo, pienso que no está bien y que te tendrías que abstener porque condicionas el futuro de los que no tienen a nadie que los proteja. Pero hay gente sin oficio ni beneficio que gracias a tener familiares en cargos de poder pueden ganar bastante dinero, incluso sin escalar muchas categorías. En el fútbol base en los 90 podías ganar 100.000 pesetas sólo trabajando el fin de semana. No exigían ni la EGB.

Sorprende la dependencia que el Comité Técnico de Árbitros demuestra con respecto a la opinión pública.

A mí me cuesta hablar por los árbitros de generaciones anteriores a la mía. Pero a partir del siglo XXI, la presión mediática que vives con el Madrid es única. Incluso el Barça juega en otra liga. Una vez estás en Primera cobras lo mismo por un clásico que por un Almeria-Osasuna. Pero las decisiones que tomas con respecto al Madrid influirán en tu carrera y eso te acondiciona.

¿El CTA en lugar de proteger a los árbitros cede a las presiones?

Tú podías haber tomado una decisión correcta contra el Madrid, pero si la opinión pública consideraba que no era así el CTA te podía sancionar. Después de expulsar a Cristiano Ronaldo estuve dos años sin arbitrar al Madrid. Si tú no arbitras partidos de primer nivel en la Liga es muy complicado promocionarte a hacer campeonatos internacionales.

Xavi Estrada decidió que quería ser árbitro de fútbol y se preparó como un deportista profesional / Jaume Barrull

Caso Negreira. Usted se querella aunque es un asunto que no le afecta personalmente. Como es catalán nunca no ha arbitrado a ningún equipo del principado en las categorías profesionales.

Negreira dice que ha cobrado más de siete millones de euros del Barça para asegurarse que los árbitros son neutrales. ¡Eso pone en entredicho la profesionalidad de todo el colectivo! Yo pongo la querella para defender nuestra honorabilidad ya que ni la Federación ni el CTA hacen realmente nada. Yo quería dormir tranquilo, irme con la cabeza alta y sin deber nada a nadie.

¿Intentó una acción colectiva antes de ir por libre?

La tarde que estalla el escándalo el mismo Medina Cantalejo nos convocó para explicarnos la posición de la Federación, diciendo que están muy afectados y que harán todo el posible para aclarar el caso. Al día siguiente graba un vídeo para redes diciendo que Negreira no pinta nada en el CTA. Sólo si tienes alguna cosa que esconder puedes mentir de una manera tan flagrante. ¿Cómo podía decir que Negreira no era nadie cuando todo el mundo sabía el poder que tenía? La mayoría de los árbitros estaban indignados, pero posicionarse  implicaba arriesgarse a perder el trabajo. Las presiones internas para que nadie se mueva de la foto fueron muy duras y tuvieron efectos en la mayoría. Pero yo no me detuve, no había trabajado tantos años para ver cómo se nos ponía en duda y la Federación no depuraba responsabilidades. Quiero pensar que en un mundo justo se tienen que aclarar las cosas y saber la verdad.

¿Y cree que pasará?

La justicia es lenta y hay muchos intereses para preservar el poder. Eso dificulta la investigación y con el tiempo no se sabe qué ha pasado con mucha documentación. La estrategia de la Federación es el miedo y el mensaje está claro: quien quiera seguir arbitrando tiene que callar. De momento les está funcionando. Quiero pensar que acabaremos sabiendo la verdad. Como árbitro que ha querido trabajar los valores de honestidad y transparencia.

De momento lo echaron del campo y lo denigraron a hacer de árbitro VAR desde una furgoneta aparcada fuera del estadio.

Al menos me avisaron de que se me acababa arbitrar en Primera y pude hacerme a la idea y gestionarlo. Fueron momentos duros y de mucha tensión, el acoso por parte de las directivas del CTA y la Federación Española de Fútbol era muy duro. Me apartaron y marginaron, me atacaron directamente y lo hicieron a través de los medios de comunicación afines. Al final, sin embargo, pesa más la satisfacción de haber hecho una carrera hasta competiciones internacionales ganándolo todo por méritos propios.

¿Echa de menos algo?

Los nervios de la competición, los momentos antes de subir las escaleras y salir al campo de un gran estadio para pitar un partido que sabes que miran cuatrocientos millones de espectadores.

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